Capítulo 23.

1K 129 17
                                    


Alters



—Por aquí están los camerinos— Me señaló la encargada de mi. Seguí la dirección, llegando a la dirección antes mencionada, encontrándome ya fuera a los managers de TWICE y a otra que no conocía.

— ¿Puedo pasar a saludar? — Señalé a la puerta, a lo que todos asintieron, menos una, quien me colocó la mano y me empujó hacia atrás. —Espera un segundo.

Entró, diez segundos después saliendo y dejándome pasar.

—Hola— Dije tímidamente al entrar. —Hola— Escuché en respuesta, de una voz masculina, y en mi idioma natal.

—Escuché que venimos de sitios parecidos— Miré, encontrándome a la persona menos esperada allí. Se levantó.

—Sonrie, no quiero que se preocupen— Ordenó, a lo que seguí la corriente. —No preguntes porqué estoy aquí, si dices lo que verás aquí, hundiré la carrera que aún no has empezado— Se acercó un poco más. —Nos entendemos, ¿No? — Preguntó, poniendo sus manos en mis hombros, asentí con la cabeza.

— ¿De qué hablaban? — Preguntó Tzuyu. —Solo le dije que somos de sitios parecidos— Se sentó al lado de la antes mencionada.

Seguido, vi como entrelazaban sus manos, uniendo cabos muy rápido.

Por algo me diferenció tanto de él aquella vez.

Sana parecía estar esperando un partido de tenis, su vista iba de mi a él. —Viendolos de cerca no son tan iguales— Dijo luego de unas cuantas vueltas.

Nayeon se levantó de la nada. Dió dos pasos, tomando con fuerza mi mano, sacándome de allí.

Luego de un par de vueltas por todo el edificio, me soltó, dejándome acorralado en una pared. Parecía enojada, muy enojada.

—No soporto el cómo Sana te ve— Dijo mientras iba de un lado a otro.

Se paró súbitamente. —Es increíble cómo puedes usarme de prueba para que todos crean que eres el gatito, pero aún así no enviarme un solo mensaje— Empezó a acercarse a mi, aún estando enojada.

—Sabes usar bien a los demás— Estaba a tan solo un paso de mi. —Lo aprendí de la mejor— Respondí, aún sintiendo algo de resentimiento.

Alzó su mano, casi golpeandome, pero la frenó el aviso por los parlantes de que nuestro programa iba a empezar.

Al parecer, había llegado tarde.

Lo que me faltaba de técnica vocal, lo compensaba con dotes de actuación, y Nayeon era el paquete completo, actuando como si nada también, frente a las cámaras, era como si nada pasara.

Detrás de cámaras probablemente ambos queríamos hacerle la vida imposible al otro.

Sin contar la tensión que tenía con mi compatriota que estaba allí por lo mismo, ser del mismo sitio.

Quizá yo no iba a ser tan importante en su vida como para siquiera ser mencionado, pero con unas pocas palabras el podía destruirme sin más.

Aunque ya daba igual que me prohibiera ver a Nayeon, quizá no lo haríamos solos.

Me había ignorado cuando iba a limpiar su casa, yo a ella por la aplicación de mensajería, perfecto balance.

Y si ella no quería dar el brazo a torcer, yo menos lo haría.

Gatito - Nayeon y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora