Roberto & Marta

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Las moscas revoloteaban por todo el Salón. El calor apabullante de fuera y el olor a decadencia de Roberto hicieron de aquello su hogar. Las latas de cerveza y la mugre de semanas que se acumulaba en la alfombra hacían de ello una típica escena americana. Y ojalá hubiera sido verdad, un mal sueño producto de un subconsciente estresado. Él era así, todo al borde del caos y Marta se dejaba llevar siguiendo su inercia. Pero la autodestrucción era su hogar y la toxicidad el aire fresco que nutria su relación.

Sólo Dios sabe cuántas fueron las veces en la que ató fuerte sus zapatillas y aligeró el paso hasta llegar a correr para salir de allí. Pero él era como su sombra, persiguiéndola allá donde fuera y una vez más, caía en su trampa. En la gran tela de araña que tejían sobre la depresión y la adición. A veces perdían la voz de forma literal después de pasar horas de tanto gritar, otras muchas de llorar, pero todas con el mismo final. Drogados por el abuso de los sedantes y alcohol y el disco de vinilo girando una y otra vez, sin decir nada que estuviera siendo escuchado y los vecinos golpeando las paredes para que cesase el ruido.

Roberto y Marta llevaban años sin follar, ellos estaban por encima del pecado de la lujuria, aunque dejaban que otras personas manoseasen sus cuerpos; sobretodo a Marta. Ella si que recurría rendirse al placer de la carne, en secreto, para él nunca supiese que incumplía aquella promesa sellada con sangre. Cada vez que recordaba como Roberto rajaba su dedo índice y lo posaba al borde de sus labios, las náuseas se apoderaban de ella desde dentro. No quería imaginar si después de compartir tantas agujas, pudiera tener alguna enfermedad de transmisión pero el miedo a los hospitales era un arma muy poderosa, su  Kryptonita y prefería morir de dudas, que de SIDA.

Marta entró a casa con un cigarro caído en los labios y vestida de negro a pesar de los 40ºc que hacia esa tarde de agosto. Nunca olvidará como Roberto convulsionaba al ritmo de su canción favorita. Como si hubiera decidido él mismo la forma de poner punto y final a su vida. Definir como irse de éste mundo. Ella intentó mantener la calma en aquel momento de caos absoluto. Quitó la espuma que salía de su boca y se limitó a actuar como vió mil veces en las películas de superhéroes. Golpeó su pecho, con violencia mientras inyectaba aire en un boca a boca.

Sentía como la adrenalina corría por cada una se sus venas, haciéndola sentir invencible y por un momento, supo lo que era "tener autoestima". Esa fue la primera vez que sintió que la vida tenía sentido e inconsciente, pensó en huir de allí en cuanto la situación se arreglaba, si es que llegaba a hacerlo. No se dejó apresar por el miedo e insistió. E insistió... Hasta que Roberto dió una gran exhalación mientras abría los ojos de par en par.

-¿Qué cojones has hecho?

-Me quiero morir.

-¿Crees que eso es vida?

-¿Lo es ésto?

-No, pero quizá no deberías acabarla así.

-¿Tú vas a venir a darme lecciones de vida? ¿De moralidad? Tú, que has intentado suicidarte más de diez veces.

-Pero quiero ser alguien mejor, Roberto. -Mientras entraba en un llanto silencioso y desgarrador.

-Escúchame, Marta. Nosotros no podemos ser alguien mejor. Somos unos putos yonkis y algún día no despertaremos por culpa de una sobredosis. No somos normales y nunca lo llegaremos a ser. Porque ya no sabemos vivir de otra forma que no sea entre las ruinas de lo que un día fuimos.

-Roberto, muérete. Pero te he devuelto a la vida y eso me coloca en una posición donde tú, nunca. Absolutamente, nunca llegarás a estar y antes de irme, quiero que sepas toda y cada una de las veces que te he engañado.

-Es cierto, Marta. Yo nunca sabré qué es ser una puta.

Marta lo miro con ternura y cierto aire de superioridad. No quiso hacer las maletas y no era consciente los kilómetros que separaban Berlín de Roma. Pero estaba decidida a escribir de nuevo su historia. La de una mujer fuerte, salvaje y soñadora.

Marta le hizo el corte de manga con las dos manos y salió de allí, sin mirar atrás. Con las mariposas que se crean en el estómago cuando uno se enfrenta a su primer amor. Sólo que esta vez no se trataba a una persona sino una oda a la vida.

Canción recomendada que escuchar con la lectura.
https://youtu.be/f5Nc4kiBaIs

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⏰ Última actualización: Mar 23, 2021 ⏰

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