Sophia cerro los ojos y masajeo sus sienes.
Se estiró en el sofá y de un tirón se quito los zapatos.
–¿Estás bien? –Escucho preguntar a Cameron, que estaba sentado en una silla y quizás estaba un poco incómodo.
–Si, me entere de que mis papás son ángeles, que estos monstruos están detrás mío porque al parecer soy una luciérnaga de metro setenta. Estoy genial, gracias.
–Poltergeist... –Dijo Cameron en un tono que dejaba claro que estaba molesto e incómodo.
–¿Qué? ¿Polte... Qué?
–No son monstruos, se llaman poltergeist y tienen ese aspecto por la forma en que murieron.
Sophia volteó a mirar a su invitado; estaba siendo una anfitriona terrible. Se levantó del sofá e hizo una mueca cuando sintió el golpeteo de su cerebro.
–Lo siento, estoy actuando como una perra. ¿Quieres tomar algo? –Pregunto caminando a la cocina.
–¿Qué tienes?
–Me duele la cabeza... –Sophia miro a Cameron y entendió la pregunta, lanzó una risita– Hablabas de las bebidas. Gaseosa, jugo; podríamos tomar té, levantar el meñique. Ya sabes.
Cameron lanzó un carcajada, qué cosas tan extrañas decía esa niña.
–Claro niña. Creo que deberíamos dejar el té para otro día. Gaseosa, gracias.
–¿Niña? Pff apuesto que soy mayor que todas las novias que has tenido durante toda tu vida. -Respondió Sophia en una especie de gruñido.
Entro a la cocina, saco dos vasos y los lleno de gaseosa.
–Por cierto, solo tengo cola.
–Si... Y una muy grande. –Dijo Cameron aguantando la carcajadas, mientras recibía el vaso de Sophia.
–¿Qué? –Dijo Sophia con una mueca de confusión.
–Tu cola, ya que hablaste de ella. Te digo que es muy grande. –Dijo Cameron apretando los labios, resistiendo la risa burbujeante.
Sophia abrió la boca pero ni una palabra salió de ella. Cameron esperó que explotara con un grito de indignación o, en el peor de los casos, le diera una cachetada. Lo que Sophia hizo, lo sorprendió.
Ella empezó a lanzar carcajadas.
–¡Oye! ¡No vuelvas a mirar mi cola! Me refería a la gaseosa... Cola o coca, como sea –Con la mano libre se limpio una lágrima que escapó de tanto reírse–. Es que coca suena tan... Drogas, alcohol y fiestas, y yo no soy ninguna, prefiero decir cola.
Sophia se sentó y lanzó una carcajada más junto a Cameron.
Se tomó de un sorbo medio contenido del vaso. Casi sintió como el azúcar entraba en su sangre y calmaba un poco el dolor punzante de su cabeza.
–Bueno, Soph tenemos que hablar.
–Ahora nos ponemos apodos. ¿De qué quieres hablar, Cami?
Cameron sonrió ante la respuesta de Sophia, de algún modo le gustaba que ella le respondiera así y no de manera complaciente.
–De lo que vamos a hacer de ahora en adelante, Soph.
–¿Vamos? ¿Por qué vamos? -Respondió ella terminando la gaseosa.
–Bueno, si quieres me voy y tu te quedas con estos fantasmas horribles y putrefactos, detrás tuyo.
Sophia cerro la boca, no quería que se fuera, por lo menos mientras le enseñara.
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Cierra los ojos.
ParanormalHay personas que ven cosas que otros no vemos, cosas aterradoras, cosas que nadie quisiera ver. Una de esas personas es Sophia, pero ella no lo sabe. Acaban de romperle el corazón, hace un viaje improvisado, ahí es cuando su vida cambia. Descubr...