CindeReki.

Capitulo 1

Había una vez, en unas tierras muy lejanas, un pequeño reino, próspero, tranquilo, y rico en romance y tradición. Y en ese reino había un pequeño hogar donde vivían un hombre viudo con su pequeño hijo Reki.

Aunque él era un padre amable y cariñoso, le daba a su hijo toda clase de lujos y comodidades, pero, sentía que a su hijo le faltaba el cariño de una figura materna. Y con esa idea en la cabeza se volvió a casar.

El hombre eligió a una persona de buena familia, esa persona se llamaba Hiromi Higa, mejor conocido como Shadow. Shadow al igual que el padre de Reki era un viudo padre con dos hijos, sus hijos se llamaban Cherry, el hermano mayor, y Miya, el hermano menor.

Pero tristemente, el padre de Reki enfermó y murió, dejando a su hijo al cuidado de Shadow. Y con la repentina muerte del padre de Reki, Shadow demostró sus verdaderos sentimientos. Él era cruel y calculador, celoso de la belleza de Reki, ya que a pesar de la tristeza que sentía Reki por perder a su padre él siempre se veía hermoso. Pero Shadow no iba a descansar mientras no hubiera realizado lo que tenía planeado para el futuro de sus dos hijos, que era que se casaran con un príncipe algún día.

Y así pasaron los años, toda la fortuna que había dejado el padre de Reki fue gastado en los caprichos de los dos hermanastros de Reki. Mientras tanto Reki, humillado y maltratado acabó siendo el sirviente de su propia casa. Reki era el que, hacía los trabajos duros de la casa, limpiaba la chimenea cada día, por lo que sus ropas siempre estaban sucias o manchadas de ceniza, por eso su padrastro Shadow, y sus dos hermanastros lo apodaron como CindeReki.

Por suerte Shadow no le impedía que hiciera lo que más le gustaba hacer en ese mundo, andar en skate. Cuando era pequeño sólo le importaba andar en skate junto con su padre o solo. Desde siempre supo todo sobre el tema del skate, y se sentía vivo cuando se subía en la patineta que le había hecho su padre antes de que muriera. Estaba muy agradecido con Shadow por no destruirla o prohibírselo ya que sin el skate él no podría soportar ese infierno que estaba viviendo.

Pero, a pesar de todo lo que estaba pasando CindeReki, él seguía siendo un chico amable y cariñoso, porque con la llegada de un nuevo día renacía en él una nueva esperanza, de que todos sus hermosos sueños de conocer a un apuesto príncipe y lo salvara de su vida tan miserable, se hiciera realidad.

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El día había empezado, con CindeReki despertando gracias a los rayos de luz que entraban a su habitación. Él se levantaba a las 5 de la mañana y siempre tenía un dolor de espalda por lo poco cómoda que era su cama. Se estiraba con una sonrisa por el sueño que tuvo.

—¿Por qué tuve que despertar en ese momento?, justo cuando se estaba poniendo interesante el sueño— se quejó CindeReki mientras empezaba a quitarse su pijama y ponerse su ropa diaria.

Últimamente, CindeReki empezó a soñar con un chico, no sabía cómo era porque nunca lograba ver su rostro, pero sabía que era un chico muy amable. Cada vez que soñaba con él le trataba bien, le comprendía, se sentía seguro a su lado y tenían pasatiempos similares. Lo único que no le gustaba del sueño era cuando despertaba, ya que, cuando iba a ver el rostro del chico era cuando despertaba. Tenía muchas ganas de saber quién era, esperaba conocerlo algún día.

—Reki, deja de pensar en sueños infantiles, tienes que volver a la vida real— se dijo y CindeReki ya estaba vestido como siempre lo hacía.

Su atuendo era un poco simple, una banda azul oscuro en la cabeza, un suéter amarillo con el dibujo de un engrane azul en el medio, con un dibujo de un monstro rojo sonriendo, unos pantalones oscuros y holgados, unos zapatos azules y encima se ponía un delantal blanco para no ensuciar la única ropa buena que tenía.