Vida o muerte.

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Forcejeaba y lloraba descontroladamente dentro de un maletero de un auto, minutos antes de que esto sucediera yo salía de casa en dirección a una fiesta con unos amigos cuando todo pasó tan de repente ya estaba dentro del maletero atado de pies y manos. Me secuestraron y era más que obvio, luchaba por poder desatar la cuerdas que rodeaban mis manos y  pies,  gritar o algo que me diera una esperanza de que saldría bien de esta situación pero no parece que terminará bien esto.

Han pasado dos semanas desde que estoy aquí, es un cuarto frío y lleno de utensilios que utiliza el desquiciado para torturarme, el dolor que provoca en mi es horrible, no puedo dormir del incesante sufrimiento que siento en mi piel; mis huesos, estoy seguro de que tengo algunos rotos.

Creo que han sido 3 meses los que he estado aquí; he perdido la noción del tiempo, el tipo cuyo nombre es Alexander me tortura cuando se aburre, incluso ha abusado sexualmente de mi, ya no soy más que un simple juguete para el. El me ha contado su historia, me dijo que cuando era mas pequeño sus familiares lo golpeaban y abusaban de él hasta que se canso y los mató, desde entonces vive en lugares apartados de la sociedad.

No se cuanto tiempo ha pasado, solo se que cada vez siento menos mi cuerpo, algunas zonas están rojas del dolor, otras sangran y otras ya no las siento como si no estuvieran en mi cuerpo, las uñas de mis manos y pies ya no están, no han crecido desde la última vez que me las arranco, el cabello me llega un poco más abajo de los hombros; podría jurar que si me viera en un espejo me vería los huesos de lo delgado que he terminado.

- ¿Por que yo? - era la primera vez que hablaba desde que me trajeron aquí, las únicas veces que use mi voz era para soltar esos gritos de desesperación por el dolor. El me vio por unos segundo y después se dio la vuelta. - Siempre estuve enamorado de ti, pero me traicionaste y mereces pagar - fue toda la conversación que hubo entre ambos ya que el se fue y me dejo en esa silla donde permanecía todo el tiempo desde hace mucho, no se cuanto he estado aquí realmente.

Ya no tengo fuerzas, ni siquiera puedo permanecer con los ojos abiertos, siento que en cualquier momento voy a morir, no siento miedo; al contrario me siento aliviado de que por fin todo vaya a terminar. Ojala que asi sea, ya no quiero seguir de esta manera. Tenía los ojos cerrados, pero podía escuchar unos ruidos de alguien moviendo cosas todos lados como si estuviera buscando algo, no me interesaba en realidad. - Tenemos que salir de aquí - una voz agitada pero calmada me habló cerca del oído, era Alexander quien por lo visto quiere que nos vayamos. - ¿Por que no solo me dejas morir en paz? - mi voz ronca y casi inaudible le hablo, no serviría de nada; no tenga nada que perder, a excepción de la vida pero ya no me importa eso. Un ruido bastante fuerte se escuchó desde otra habitación, fue como si hubieran abierto una puerta de golpe; después de eso ya no supe nada ya que me desmaye o morir, no puedo saber que me paso, ¿habré muerto?, eso seria lo unico bueno que me haya sucedido. Todo era oscuro y por mas que caminaba no encontraba un final; la muerte si es algo aburrida, sin embargo se siente una paz que jamás creí volver a sentir.

- ¡Resiste! - escuchaba una voz pero no tenía idea de dónde venía, no hay nadie cerca, ni siquiera hay algo cerca. - ¿Hola? - nadie respondía, era algo lógico que no habría nadie a la vista por que no hay ni viento. - ¿Hay alguien aq....? - un horrible dolor comenzó a aparecer en mi pecho, era como una descarga eléctrica, sentía pesado el cuerpo y mi respiracion comenzo a fallar. Después todo regreso a la normalidad, estaba de nuevo en esa zona oscura sin final, antes de darme cuenta que estaba inconsciente desperté; abrí los ojos viendo directo a una luz blanca que me hizo volver a cerrarlos casi de manera instantánea. Me encontraba en la camilla de un hospital, aún seguía vivo. 

Morgan Jiménez ¿Un regreso que nadie quería?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora