Capítulo 8: ¿Reunión familiar?

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Buenas noches, me disculpo por no publicar ayer solo me salió mas trabajo de pronto 48 horas sin dormir no es nada lindo y no deseabas traerle algo de mala calidad... en fin sin molestarles mas aquí tienen el capitulo.

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Kagome miró a Sesshomaru.

–La alternativa es Port Douglas.

«¿Una hora de coche cuando son casi las doce de la noche? ¡No!», pensó Kagome.

–Nos arreglaremos con la suite.

Sus prioridades eran una ducha, una bebida fría, una cama. En ese orden, a los pocos minutos estaban en su suite, Sesshomaru dejó ambas bolsas.

–¿Qué cama quieres, Kagome?

–¿Tengo que elegir yo?

–¿Quieres que lo discutamos?

Sesshomaru se quitó la chaqueta, los zapatos, y luego empezó a desabrocharse la camisa.

–La que está más cerca de la ventana.

Kagome fue hasta su bolsa, sacó un camisón, una bolsa de aseo y se fue al cuarto de baño, no habría problema. Eran dos adultos, lo suficientemente sensatos como para compartir una habitación sin problemas, reflexionó Kagome.

¿A quién quería engañar?, pensó a los pocos segundos, tenerlo tan cerca... con aquella colonia, aquella sonrisa, aquel acento de Nueva York, La estaba matando, cuando terminó de ducharse, se puso una camiseta de algodón enorme, suspiró profúndame, abrió la puerta.

Sesshomaru estaba mirando una revista de decoración de interiores, con una toalla rodeándole la cintura.

–Es todo tuyo –le dijo ella.

En cuanto él entró en el cuarto de baño, ella se metió en la cama, apagó la lámpara de la mesilla, cerró los ojos. Kagome notó el momento en que él salió del cuarto de baño y entró en la habitación. Lo imaginó metiéndose en su cama, escucho el leve ruido de la lámpara de su mesilla. La habitación se quedó a oscuras ¿Estaba despierto, como ella, escuchando el silencio? ¿Tan consciente de su presencia como ella de la de él?, se preguntó Kagome.

¿Estaría recordando las noches que habían pasado juntos, durmiendo abrazados, después de hacer el amor? ¿Desearía tanto tocarla como ella a él? ¡Oh, Dios mío! ¡Si iba a presentar los papeles del divorcio en breve!, se dijo. ¿Acaso no quería borrarlo de su vida? Entonces, ¿por qué le dolía tanto todo aquello? Sara no estaba ya, pero, ¿y si aparecía otra mujer? tenía que dormirse.

Solo que no podía, dio vueltas y vueltas, contó ovejas, revisó las propiedades mentalmente, sin resultado. No se durmió. ¿Qué podía hacer? Si hubiera estado sola, habría encendido la televisión y se habría puesto a ver una película, pero no podía molestar a Sesshomaru.

¿Y si bebía algo? Podía sacar algo del frigorífico sin hacer demasiado ruido. Las cortinas no dejaban pasar nada de luz del exterior. Se levantó con cuidado de la cama, y calculó las distancias hasta el mueble, cuatro pasos, cinco... Su pie chocó contra algo duro, y ella extendió una mano para buscar el equilibrio, pero no tuvo nada a qué sujetarse y se cayó al suelo, sobre la alfombra, encima se golpeó la cabeza con algo.

–¿Qué ocurre? –se oyó la voz de Sesshomaru.

Kagome se puso de pie, se tocó la cabeza y notó un chichón.

–Estoy bien –respondió.

Sesshomaru se acercó y tocó el chichón, la vio hacer un gesto de dolor, la miró fijamente.

Esposo InfielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora