Las palabras de Sasuke y los gestos de Sakura

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Advertencias: Spoilers

Adiós. Eso era lo que había significado para Sakura el primer “gracias” que recibió de Sasuke hacía ya tanto tiempo, aquella noche en la que fracasó intentando detenerle y todo había comenzado a desmoronarse a su alrededor. Que débil e inútil se había sentido entonces. Había llorado hasta quedarse sin lágrimas, con ese gracias resonando en su cabeza como recordatorio de lo irrelevante y prescindible que era. Había abierto su corazón a Sasuke, le había entregado todo y no había sido suficiente. Y si todo su amor no era suficiente para él, ella tampoco lo era.

—Hmp.

Siente sus ojos negros fijos en ella, cuestionando su repentino silencio y su mirada fija, cada vez más triste y melancólica. Ha olvidado que es lo que le estaba contando antes de que su pensamiento quedase atrapado en el pasado.

—Te has quedado en silencio —vuelve a intentar él. Como si fuera necesario remarcar el hecho para que se dé cuenta, y lo hace. Ya que, en ese momento, con un parpadeo de ojos verdes vuelve a la realidad y le mira.

—Sí… no es nada. —Asegura ella con una sonrisa que trata de no parecer forzada y fracasa— Vamos, Kakashi-sensei nos espera.

Esta vez, es él quien se queda mirando fijamente lo que antes ha atrapado la atención de la chica, y aprieta levemente la mandíbula mientras respira hondo, pues también recuerda. Sus miradas se encuentran por un instante en silencio solo roto por el sonido del viento.

—Sí —accede él escuetamente. Y ambos reanudan la marcha sin más palabras, dejando atrás la banca de piedra junto a la que se habían detenido en su camino hacia el campo de entrenamiento donde Kakashi les espera.

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Dolor. Simple y llanamente, Sasuke no habría podido definirlo de otra manera. Aquel fuego que se extendía por sus venas desde un punto punzante de su cuello hasta llegar a todas y cada una de sus células llevándole a la agonía. Apenas fue consciente de rasparse las rodillas al caer sobre aquella enorme rama de un árbol del Bosque de la Muerte, aquello no era nada comparado con lo que estaba sintiendo. No sabía si el aire se había vuelto acido, ya que también quemaba al entrar en sus pulmones. Gritó con los dientes apretados. Algo se movió a su lado. Sakura. Ella estaba allí sin saber qué hacer para ayudarle, únicamente capaz de compartir mínimamente su dolor dejando que apretase fuertemente su mano de niña, haciéndole daño. Pues era consciente de haber apretado con la suficiente fuerza como para haberle roto algún hueso. Supo, en algún resquicio lúcido de su mente, que debía dejar que ella fuera a pedir ayuda pero no la soltó, no pudo. Dolía demasiado, y ella era lo único a lo que podía aferrarse en ese momento para mantener la cordura.

—Si la vieja te dice que solo duele un poco, contéstale de mi parte que mis cojones, dattebayo —masculla Naruto con cara de pocos amigos al verle entrar. Está pálido, tiene la frente perlada de sudor y se agarra lo que queda de su brazo derecho.

— ¡Naruto! —Le regaña Sakura tratando, sin conseguirlo, de alcanzar a darle un manotazo en la cabeza con indignación— Tsunade-sama está haciendo todo lo que puede por regenerar vuestros brazos, así que harías bien en mostrar algo que gratitud.

—No he dicho que no esté agradecido ‘ttebayo —se defiende Naruto, levantando los brazos y logrando verse algo grotesco por la falta de la mitad del derecho—. Es que esas pruebas o lo que sean duelen como el demonio.

Sakura suspira dándose por vencida y trata de concentrarse en apuntar algo en su carpeta. Durante toda su vida, ha tratado de corregir la falta de respeto del chico sin demasiado éxito.

GraciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora