La puerta se cerró con suavidad a mi espalda, privándole la entrada al frío que ya fastidiaba afuera. Al pasar el vestíbulo con dirección al comedor voces y voces se peleaban una encima de las otras.
¿Y ahora qué pasó?
Ya en la puerta del mismo mamá le hablaba con rudeza a los gemelos, quienes se gritaban el uno al otro siendo separados por la gran mesa, mi padre no se hallaba en la silla donde se había ubicado, cuando los platos fueron traídos pero Denisse ocupaba su rol tomando del brazo a Owen, cuyo rostro estaba de un color tomate.
Ambos se insultaban con furia, y Oliver amenazaba a su gemelo con un apretado y dispuesto a lastimar, puño. Mamá seguía hablando tratando de captar la atención de sus hijos pero era como si ella no estuviera allí, los chicos seguían en su discusión tratando de traspasar la mesa para así agarrar del cuero al otro.
La discusión no llegaba a los niveles de la que tuvieron en la mañana pero iba a parar a lo mismo si no se les daba un alto de una buena vez, no tenía idea desde cuando ahora se respiraban las peleas y los chicos habían adoptado una posición de: "Mírame pero no me toques"
Intervení.
— ¿Qué está mal con ustedes? ¿Van a comenzar otra pelea?—me le acerqué a Oliver tomándolo del brazo, buscando llamar su atención.
Buscando, no encontrando al final. Solo seguía discutiendo con su hermano, igual a mamá no me prestaban caso ninguno.
Denisse me suplicaba con la mirada hallar una forma de tranquilizarlos o encontrarles un botón de apagado pero estaba igual o peor que ella, no sabía por qué peleaban solo que habían roto un récord de sensibilidad.
Las dos tomamos con más fuerza el brazo de cada gemelo pero solo conseguimos que se tambalearan, luego volvieron a querer agarrarse a piñas.
Ahí acabó... con papá.
— ¿Qué coño les pasa ahora?—sujeto del cuello a Oliver moviéndolo con facilidad en cuestión de segundos— ¿Serán boxeadores acaso? Porque si es así entonces peleen conmigo y veremos que tal les va con eso.
Soltó el cuello de la camisa de Oliver, quien quiso venir de nuevo a la mesa con su vista fija en su gemelo pero papá lo volvió a tomar, juntó sus rostros y con furia le preguntó: ¿Vas a seguir?
Mi hermano que con solo quince años le faltaba poco para llegar al metro noventa de papá, se alejó arreglándose; sin mirar de nuevo al otro.
— No entiendo aún por qué se quieren golpear cada tanto, pero si eso es lo que desean; háganlo a solas. Como hombres, no con mujeres alrededor y mucho menos si son sus hermanas y madre. Un solo rasguño que les suceda y van a necesitar es voz para disculparse—ambos gemelos se observaron en silencio, y de la misma manera se sentaron en la mesa prestando atención solo a su comida.
Papá aun los miraba con rudeza cuando se juntó al lado de mamá, no tuve que verlo para saber que acariciaba el brazo de la mujer que me dio la vida con gentileza, mostrando soporte. Mamá de seguro le correspondió cabizbaja, siempre que había una pelea donde gritos y malas palabras salieran a flote; tendía a bajar su humor con rapidez.
La cena transcurrió gran parte en silencio, nadie hablaba y los gemelos seguían en su mundo personal incluso Denisse había olvidado su faceta de bromista esa noche. Por mi parte, seguía pensando en el inconveniente que representaban mis estudios y el mal momento que era para preguntar sobre ellos.
— Mamá, Josephine, Oliver y yo queremos estudiar en el Instituto Roosevelt—informó Owen prestando caso de nuevo a lo que llevábamos de cena— Aquí, en Manhattan.
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Queremos que nos quieras, Jo.
Teen FictionJosephine Livingston (llamada Jo para los cercanos) tiene una misión muy importante en sus manos: Graduarse del Instituto Roosevelt y no morir en el intento por una crisis nerviosa. Para eso debe seguir estos sencillos pasos: • No llamar la atención...