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--> Hola a todos quienes tan amablemente leen mis historias, pues solo para informarles que, a partir de este capítulo la historia, como ya se emparejó con Ao3, se actualizara al mismo tiempo que en aquella plataforma; sin embargo, no quiere decir que la dejaré a medias. Quienes me conocen saben que nunca dejo historias a medias entonces, aunque me tarde, se actualizara... gracias por su valioso tiempo invertido en leer <--


El reloj biológico de Sanji no cambiaba mucho, se despertaba a sus horas a menos que estuviera dopado como la noche anterior donde el dolor era punzante, pero en ese instante, la molestia ya no existía y lo único que le resultaba un tanto difícil era respirar. No obstante se trataba de una molestia que babeaba sobre su pecho: Zoro.

No se quiso apartar ni un solo instante de su lado, ya no importaba nada más que mantenerse cerca del cocinero y con abrazarse con fuerza y casi aplastarlo, lo demostraba no cometería el mismo error, de eso estaba seguro.

— Me estás aplastando... — susurraba Sanji quitando el brazo de su estómago, sobre su vientre.

Y de nuevo, al poner su mano y recordar la vida de su bebé un impulso desconocido le invadió haciéndole que hablara quedito, entre sonrisas tiernas y con palabras dulces de modo aniñado:

— ¿Si, verdad? — susurraba con la mano sobre su barriguita y dibujando círculos con el pulgar. — Tú papá es un perdidizo, ¡Si, lo es! Pero tú no, yo te ayudaré para que no...

— ¡Yo no me pierdo! — mencionó Zoro poniendo la mano también sobre el vientre de Sanji. — Todo alrededor se mueve de lugar. — agregó bostezando profundamente.

— Ya es hora de que te levantes, marimo, ¿Cuánto más piensas quedarte recostado?

— Ni siquiera son las 5 de la mañana cocinerucho, y tú no puedes levantarte, anda, recuéstate un rato más y cuando sea hora, te traigo de comer o te llevo a la cocina, depende de lo que diga Chopper. — declaró el espadachín recostando con cuidado a Sanji, acomodándolo a su costado, entre su brazo y su cuerpo.

La calidez de su compañero sumado al mal del sueño lo sometió casi al instante, cuando menos se percató sus ojos se cerraron y no supo más de él o su alrededor.

{...}

— ¿Cómo lo viste? — preguntaba Chopper a Zoro.

— Durmió bien, no se quejó mucho, tampoco hizo movimientos bruscos, hasta antes de las 5 de la mañana, intentó levantarse.

— Si su reloj biológico...

Sanji los escuchaba a lo lejos, como si una gran distancia los separara.

— Dime la verdad, Chopper. — Zoro no se andaría por las ramas, y menos cuando la vida de Sanji y su bebé estaban al filo de la navaja; algo en su interior insistía en decirle que las cosas no estaban bien, que algo muy malo sucedería. — ¿Qué riesgos corre el cejillas?

Apenas escuchó su apodo, se mantuvo tranquilo pero, al tanto de lo que vendría después.

— Siendo sincero Zoro, no lo sé. — Chopper tampoco mentiría, no tendría porque. — Este caso es tan extraño que no hay precedentes, y para poder tener una respuesta mas clara y definitiva tendría que hablar directamente con quien sepa mas del tema, tengo dos opciones en mente, Trafalgar Law, que es un médico excelente y... — luego dudó. — El Germa en si, bueno, el padre de Sanji.

— No se te ocurra mencionar la segunda opción, todavía creo que es más factible que la primera la acepte, a regaña dientes, pero lo hará, la segunda opción esta mas que descartada y sobre todo, por lo que mencionaste de sus anomalías, tal vez quieran hacerle daño al bebé solo para estudiarlo y eso simplemente no será.

Candy Cotton BlueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora