Can
Me siento como un miserable.
Podría irme en este mismo instante a los Balcanes o a cualquier lugar del mundo que se me ocurriera y seguramente encontraría un compromiso de servicio.
Podría volver a mi vida aventurera tocando los cinco continentes sin ataduras ni fronteras.
Podría volver a ser el famoso fotógrafo internacional que alcanza las cumbres más inaccesibles o atraviesa los bosques más impenetrables, obteniendo prestigio y dinero por ello.
Podría hacer todo esto, podría hacer todo lo que me viene a la cabeza y en cambio sólo quiero a Sanem... No puedo hacer nada más que pensar en la sonrisa de Sanem, en el tacto de Sanem, en los ojos de Sanem, quiero verla, no quiero dejarla ir nunca, quiero tenerla cerca de mí.
Echo de menos a Sanem en la agencia cada maldito momento desde que se fue.
A los pocos días de su salida del hospital llegó su renuncia, no pude evitar aceptarla sintiendo que con eso había cortado todos los lazos conmigo, había cerrado cualquier posibilidad de encontrarnos.
Me volvía loco no saber de ella, cómo estaba, cómo iba su proceso de curación, quería saber cada detalle.Me sentía impotente, un león enjaulado, estaba inquieto y ya no podía trabajar, la única persona con la que podía hablar con el corazón abierto sobre lo que había pasado y cómo me sentía era mi padre.
En estos momentos se encuentra en Cuba, su tratamiento va muy bien y ya se está recuperando.
Le había llamado esa noche, después de volver del hospital donde había leído en los ojos de la mujer que amaba una triste y terrible verdad: la había perdido, había hecho demasiado mal con ella.
Contestó al primer timbrazo, debió darse cuenta de que algo grave debía haber ocurrido para llamarlo a esa hora de la noche - Oğlum ne oldu, hijo ¿qué pasó? -
Escuchar su voz preocupada rompió toda mi resistencia, todas mis restricciones, empecé a contar todo desde el principio. Él ya sabía lo de Sanem, le había llamado la noche en que le había revelado que yo era su albatros, era tan feliz como siempre y le había confiado que había encontrado en Estambul lo que había buscado por todo el mundo sin saberlo.
Le hablé de nuestro distanciamiento tras descubrir las mentiras que me había contado desde el principio para encubrir sus maniobras en connivencia con Emre y de cómo el amor por ella me había empujado a cambiar, de cómo había comprendido que en la vida no todo es blanco o negro, que hay mil matices y Sanem era el arco iris más bonito para mí.
Nuestro estar juntos de nuevo sólo para encontrarnos de nuevo en un torbellino de tensiones, malentendidos y mentiras, mi exagerado enfado al descubrir que me había ocultado la venta del perfume y luego...Luego tuve que contarle lo que hice esa maldita noche, lo que le pasó a ella esa maldita noche... Lloré con él como ni siquiera el niño de ocho años abandonado por su madre lo había hecho nunca, la rabia por las maquinaciones de Polen y la terrible idea que debió tener Sanem de que yo pensara que había vuelto con esa mujer.
Le confié lo avergonzado que me siento por haberla tratado con tanta crueldad, por haberla herido tanto con mis gestos brutales y mis palabras afiladas, no se lo merecía, pero sobre todo no se merecía que la dejara salir sola de la cabaña como si no tuviera ninguna importancia para mí, sin preocuparme por su seguridad, sin ninguna consideración.
Es un ser único, una criatura preciosa, y como tal debería haberla tratado, con toda la consideración y el cuidado que merecía.
Fue un alivio poder compartir con alguien todo el pesar que sentía, encontré en él el apoyo que necesitaba, el hombro amigo en el que llorar y desde entonces le llamo todas las noches para hablar, creo que en este momento es lo único que me permite no volverme loca.
Estoy indefenso, no tengo forma de poder verla y explicarle, además ¿por qué debería escucharme cuando no lo hice cuando me rogó que la escuchara?
Hace dos semanas que le dieron el alta, lo sé porque escuché a Layla decirle a Cey Cey que estaba de vuelta en casa, toda la agencia está yendo en pequeños grupos a verla, sólo yo estoy impedido de verla.
Le pedí a Emre que se fuera con Deren para que me informara, espero agitadamente su regreso a la agencia, recorro la oficina de un lado a otro emocionado, no puedo quedarme quieto.
- ¿Puede? -
- ¿Emre entonces? ¿Cómo está? ¿La encontraste bien? -
- Sakin ol, cálmate, te lo diré ahora. Todavía tiene la muñeca escayolada y le oí decir a Deren que tiene que seguir llevando un vendaje apretado en el pecho durante una semana más para que la costilla se asiente en la posición correcta, está rígida y limitada en sus movimientos a causa de esta constricción, pero en general la encontré bien, tal vez un poco más delgada pero está bien-.
Me paso nerviosamente la mano de la frente al pelo, cuánta angustia está pasando por ese maldito accidente, me aflige el sentimiento de culpa por no haber hecho nada para evitarlo.
Emre me mira preocupado, yo intento disimular mi angustia.
- Escucha, tengo que decirte algo, he oído que ha acordado con Deren y Guliz quedar para tomar el té en el paseo marítimo del Besiktas el sábado por la tarde, quizá puedas verla si estás por allí, ¿qué te parece? -
Siento que puedo volver a respirar después de tantos días vividos en apnea, tengo la oportunidad de volver a verla, no parece cierto, estoy deseando que llegue el sábado para poder volver a posar mis ojos en ella.
La he echado mucho de menos, me acuerdo en este momento de una frase que leí hace mucho tiempo y que ahora me parece una cruel verdad:
"Es extraño cuántas formas hay de perder a alguien. Echas de menos las cosas que hacían y quiénes eran, pero también echas de menos quién eras tú para ellos. La forma en que todo lo que dijiste e hiciste fue hermoso y divertido e importante. Lo mucho que importabas".
( Robin Roe)
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Una oportunidad para volver a amar
FanfictionCan está realmente delicado y arraigado al ver que Sanem ha vendido su perfume a Fabbri, está convencido de que su relación sigue siendo definitiva. Polen busca de todas las maneras posibles adaptarse a la situación para fraguar entre los dos y rec...