XV

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Sanem

Ha llegado el momento.
No ha sido fácil, pero he conseguido sacar de cas, poco a poco, la ropa y las pertenencias que más necesito mientras fingía que salía a pasear.
Iba a casa de Ayhan, por suerte me dejó las llaves por si acaso, y guardé todo en una maleta que no necesitó cuando se fue.

Salí de casa en mitad de la noche, cuando ya todos dormían, fui a recoger mis cosas y llamé a un taxi que me llevó al aeropuerto en poco tiempo.

Escribí una nota a mis padres tratando de explicarles mi decisión, les dije que necesitaba estar sola por un tiempo, que podían estar tranquilos porque yo me cuidaría, pero que necesitaba alejarme de esos lugares que estaban llenos de recuerdos dolorosos para mí.

Tenía que salir de inmediato, no podía esperar más, mi madre seguramente percibiría mi estado pronto, es demasiado observadora e ingeniosa como para no darse cuenta de nada, estoy más que seguro, no puedo arriesgarme.

De hecho lo que escribí no es del todo mentira, el barrio, la tienda, mi casa, incluso mi habitación con el póster del albatros no hicieron más que traerlo a la mente.
Lo veía en todas partes, había estado en todas partes y me parecía que impregnaba todos los lugares con su presencia.

Ni siquiera mi querido paseo marítimo y las rocas, donde siempre iba a refugiarme y a mirar el mar, podían ya reconfortarme, nada parecía ayudarme a encontrarme a mí misma y a mi equilibrio.

Incluso en las olas del mar estaba él, estaba en todas partes alrededor y dentro de mí.
Pensar que una parte de él estaba creciendo dentro de mí, me reconfortaba de alguna manera, a través de ese pequeño ser que estaba creciendo en mí lo tendría a mi lado para siempre.

Estos son los pensamientos que pasan por mi mente mientras, sentada en el asiento de la sala de espera de la zona de salidas internacionales del aeropuerto de Estambul, espero a que aparezca en la pantalla el número de puerta de mi vuelo.
Es paradójico que nunca haya volado, Can me había prometido que viajaríamos juntos por el mundo, y ahora me subo a un avión por primera vez y salgo de Turquía sólo para alejarme de él.

Este fue el primer paso de mi nuevo comienzo, de mi nueva vida sin mi familia y sin el hombre que creí que era mío para siempre.
Me invadía una extraña sensación, como si una voz me dijera insistentemente que no lo hiciera, que no me fuera, era una voz terca y tenaz que resonaba en mi cabeza desde que empecé a pensar en este viaje, no quería admitirlo pero sabía lo que era.

Era el eco lejano de mi corazón que no quería dejarlo.

Oigo llamar a mi vuelo, me levanto como en un trance, me pongo la chaqueta y empiezo a moverme con mi maleta llena de todo y de nada.
Ahí está mi diario y ahí está el collar de ámbar que me había regalado, diciéndome que me daría suerte, que me mantendría unida a mi amor en cualquier parte del mundo.

No creo que pueda seguir funcionando, pero no podía dejarlo en casa, una fuerza que no sabía cómo contrarrestar de ninguna manera me empujaba a empaquetarlo, no podía separarme de él.

He llegado a la puerta, compruebo mi billete y mis documentos y estoy listo para atravesar esa puerta, es hora de partir, de abrir una nueva página en el misterioso libro de la vida de todos.
No sé lo que me llevará, pero sé a dónde me llevará, miro la pantalla de embarque y sonrío...

                                                                 ITALIA


Una oportunidad para volver a amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora