Relato

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Oh no, iba tarde. No podía llegar tarde siendo el primer día de clases, sería vergonzoso. El chico empezó a ponerse los zapatos a como pudo y luego tomó su mochila para ponerla sobre su hombro y bajar corriendo las escaleras. Pudo ver a su madre terminando de servirle el desayuno. El chico rápidamente se sentó y empezó a comer llenándose la boca de la comida qsin siquiera ver a su madre. La madre de aquel chico negó un par de veces mientras reía. A veces su hijo era muy perfeccionista con respecto a estos temas.

Cuando el chico terminó de comer le sonrió a su madre. Dejó el plato en la mesa y fue al baño a cepillar sus dientes.  Fue hasta su madre y le dio un cálido abrazo y un beso en la mejilla. La madre estaba orgullosa de ver que su hijo era muy dedicado a sus estudios. Era un regalo para ella el poder ver como si hijo se iba formando poco a poco.

-*-

Un grito desgarrador se pudo escuchar en aquella fría y húmeda bodega. Un grito desgarrador que provenía de un hombre de unos 40 años aproximadamente. El hombre gritaba mientras sentía como otros hombres lo golpeaban gracias a las órdenes del "líder", el cuál se encontraba sentado frente al hombre disfrutando de ver cómo sufría por los ataques de sus hombres.

-Mira, te he dado tiempo y no me has pagado, esto es tu castigo. No puedo matarte, eso acabaría la diversión y tú moriría sin haber tomado tu buen castigo antes.-

No. El chico no tenía corazón. Era un alma fría, un alma sin rumbo y muerta por dentro. ¿Quién era este chico? ¡Sí! Era aquel chico que hace algunos años llegaba a casa orgulloso de haber sacado un 10 en sus exámenes. Aquel chico que vivía a gusto con su madre. Aquel chico que, tras la muerta de mamá, no le quedó nada...
¿Su padre? Ni siquiera lo conocía. Era hijo único al igual que su madre.

Cuando su madre murió, estaba solo. No sabía que hacer, no quería ir a un orfanato así que huyó. Pasó días sin comer, días sin dormir, días en los que casi moría de tanto caminar bajo el sol.

Aquel chico perdió su débil corazón el día que su linda madre murió. Ahora era un ser despiadado, alguien que disfrutaba ver del dolor ajeno.

Su madre había muerto por culpa de un ladrón. Recordaba bien a aquel hombre que le había arrebatado la vida a su madre. Era un cuarentón con barba y muy descuidado. Aún recordaba la sonrisa que el hombre le brindó después de haberle disparado en la cabeza a su pobre madre.

Ahora el joven se encargaba de buscar hombres cuarentones para hacerlos sufrir. Siempre ponía la excusa del pago, si, le debían la vida de su madre.

Pará aquel chico, todos tenían la culpa. Todos merecían morir. Todos...

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⏰ Última actualización: Mar 25, 2021 ⏰

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