Capítulo 9🖤

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Aún cuando llego a la casa estoy un poco agitada, he corrido tanto que me he quedado sin fuerzas, no siento mis pies y todavía siento falta de aire

—¿Sabrina?

—¿Cassandra?—lo que me faltaba — ¿qué haces aquí?

—David es mi novio ¿recuerdas?—ríe— vamos a salir.

—Sí ya veo—ahgg la odio juro por

Dios que si en este preciso momento pudiera hacerle algo a ella también lo haría, no soporto verla cerca de él.

En unos minutos baja David, tan guapo como siempre y con una sonrisa de oreja a oreja, al parecer ha tenido un día bastante bueno.

—Brina ya estás aquí—me abraza—me han dado la mejor noticia de mi vida.

—¿Qué pasó?—intento sonreír

—Voy a empezar la residencia en el hospital San Magnus.

—¡Qué bien David!—por más que trato se nota que no estoy a tope.

—¿Te pasa algo?- la idiota de Cassandra me mira—te noto rara

—Nada sólo fui a correr para ejercitarme—me he vuelto una experta en el arte de la mentira—, estoy cansada.

—Vale, bueno Cass y yo vamos a ir al cine, nos vemos en la noche.
Pero antes de que puedan salir, llega mi mamá como loca gritando, llorando, estaba bastante nerviosa

—¿Qué te pasa mamá?— pregunta David

—Una tragedia—dice mi madre llorando y sosteniendo el teléfono.

—¿Qué pasó señora?—será chismosa la tipa esta.

—Deborah, tu prima: se ha quedado ciega.

Se hace un silencio bastante intenso en la habitación, todos están en shock, excepto yo, que estoy luchando por no dar a demostrar mi felicidad, mi satisfacción, quiero brindar, celebrar.

Pero el más afectado sin duda es David, siempre se ponía así cada vez que Deborah y yo estábamos juntas y él la veía, o cuando ella le hablaba, nunca había entendido hasta ahora, ella había abusado prácticamente de él y hoy lo está pagando.

—Tenemos que ir al hospital—dice mi madre.

—Yo voy contigo—no puedo perder la oportunidad de verlo con mis propios ojos.

—Nosotros también vamos—David está al punto de tener un ataque de ansiedad.

—Yo mejor me voy, es un momento de familia—qué bueno que Cassandra entiende que aquí no pinta nada.

Mamá, David y yo no perdemos ni un minuto más y nos vamos en el auto hasta el hospital. Hacia tiempo que no visitaba uno, y está igual que como lo recuerdo, tan triste, lamentable y con olor a alcohol.

En la sala de espera están mis tíos, están muy afectados, llorando

—Nuestra niña—dice la tía Magdalena entre sollozos—¿Quién a podido hacerle eso? - mi mente grita, fui yooo—y lo peor es que Deborah no quiere decir quién fue.

Mejor para ella que se mantenga callada.

—Tíos—pongo mi mejor cara de afectada y saco alguna que otra lágrima—¿puedo entrar a verla?

—Claro pequeña, le dará mucho gusto verte.

No creo, dice mi voz interior.
Sin más voy hacia la habitación de Deborah, la 121, y ahí está tirada en esa cama, con los ojos vendados, tan débil.

Esa imagen la pondría en un cuadro y la admiraría toda la vida .

—Hola hola—Ay Dios cuanta felicidad.

—¿Brina?

— Quién más primita, como se siente ver el mundo negro— me río—disfruta de tu color favorito para siempre.

—Es un horror y todo es tu culpa.

—No primita querida—le acarició el pelo—fue tu culpa, tú te metiste con David y lo tenías que pagar.

— Yo te expliqué, lo hice sin pensar.

—Exacto no pensaste - me altero—

Después de eso David no recordaba y cuando por fin lo hizo, que se dio cuenta que eras tú estuvo mucho tiempo traumado, porqué crees que nunca te quería cerca, David no es como los demás, el es más débil, más sensible, y lo dañaste—tomo unos guantes y me los pongo, a continuación tomo una jeringa de esa misma mesa, que ni siquiera sé que tiene, pero la inserto en el suero, y espero hasta ver cómo convulsiona, el pitido de la máquina comienza a sonar, y yo salgo antes que me vean.
Meto los guantes en el primer cesto de basura que veo. En una mesita veo un vaso de café que creo que va a ser útil.

—Como la viste— dice la tía Magdalena

—Súper afectada tía, ten trage café - le soy el vaso usado que  encontré en el pasillo—Deborah es fuerte saldrá de esto—busco a David pero creo que se ha ido.

—¿Familiares de Deborah Howard?—aparece un doctor

—Nosostros—dicen mis tíos

—Lo siento mucho pero Deborah tuvo un convulsión, la cual le provocó un infarto cardiorrespiratorio y no se pudo hacer nada, sentimos mucho la pérdida.

Mis tíos y mi madre no podían creer lo que el doctor estaba diciendo. Estaban completamente devastados.

Yo en cambio salgo de allí, necesito disimular mi victoria, ese placer que me dejó el hecho de acabar con la vida de Deborah. Por fin David estaría en paz, su tormento había terminado y estaría completamente para mí.


Nota: qué voy a hacer contigo Sabrina!🙄. Díganme qué nos soy sólo yo la que ha perdido los estribos con esta niña.
Comenten mucho. Los amo

Psicosis (Primera Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora