Capitulo 188

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Santiago.

Corría por la gran avenida resguardandome de las grandes gotas de agua que caían del cielo.

Había salido y estaba soleado, pero el clima me había jugado un mal chiste. Además de que tenía que llegar a mi práctica de boxeo. Tal vez estaba mal prepararme unas horas antes y no ser como los demás competidores que se preparaban hasta semanas antes.

Yo, Santiago. No era nuevo en esto, no me hacía falta práctica. Aunque fueran pasado algunos años. Estaba lo suficiente seguro que ganaría.

En una de las vidrieras vi unos rulos castaños que se convertian en color miel en las putas y subí la mirada y me tope con los ojos color café claros.

Ya decía que ese cabello me parecía conocido, un cabello indomable al igual que la personalidad de la chica.

Lara no hizo nada nuevo, me miró con desprecio y yo le susurre que la odiaba.

A lo que ella respondió que también.

Volteo sus ojos, lo cual a veces me sacaba aún más de quicio. Seguí mi camino como si nada fuera pasado.

Pare en un café cuando la lluvia comenzó a ser más fuerte.

–Hoy es un buen día y más si consigo a mi amigo.- Sentí unos brazos fuertes pasar por mis hombros y apretarme.

Era Ben.

En seguida me aparte.

–Yo no soy amigo tuyo.- respondí tranquilo.

–Creo que estás muy a la defensiva, deberías relajarte. Por ahí escuché que hoy peleas de nuevo.- mostró sus dientes blancos y sus cormillos que me acusaban aún más desprecio.

–Claro. Se supone que después de todo lo que has hecho además de quitarme mi carro que sea amigo tuyo. Y eso no te incumbe si peleó hoy.

Se quedó un momento en silencio. Eso significaba que estaba maquinado algo.

–De verdad que eres muy chistoso.- me miró con sus ojos que solo transmitían miedo.- mándale saludos a mi amiga Lara. Aunque más que amiga, quisiera otra cosa.- en seguida me enfurecí más.

–No quiero que te acerques a ella.- estaba molesto.

Quería propinarle un gran golpe a este imbécil.

–Y por qué te molestaría? .- se rió.- No me digas que te gusta.

No respondí.

Solo preparé mi puño.

Sin embargo en seguida paro el puño en seco.

Ben era un chico grande, fuerte y muscoloso. Podía detener a cualquiera. Era el único que lo consideraba un contrincante.

–Tranquilízate amigo, ya ella vera quien le conviene. Aunque por lo que ví, te odia. O se odian.- suspiro-. En serio no me sorprende de ti, que te guste lo que nunca será tuyo.-

Se despidió.

Ben era una alimaña, la peor de todas. Y que fuera regresado tal vez había sido lo peor también.

Aléjate o déjate llevarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora