2: Jake Foster, una noche de tantas

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Estados Unidos, Carolina del Norte

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Estados Unidos, Carolina del Norte.

2019  

Nicole Campbell

Hoy es el día más ansiado por toda estudiante del instituto, después de largos años de esfuerzo para alcanzar las notas perfectas, hoy es la graduación. El momento de poner fin a una etapa, y dar inicio a otra; la vida como universitaria. En unos pocos meses, será todo un reto para mí estudiar psicología en la UCLA, una profesión que no me gusta mucho, pero debo ejercer para cumplir los deseos de mi padre, que ansía ver a su única hija seguir sus pasos en alguna rama de la medicina.

Después de asistir a la típica ceremonia de instituto, tomarme fotos con el diploma y un enorme ramo de flores, mis amigas y yo nos dirigimos a la fiesta que organiza Jake Foster, un chico con el que estuve saliendo hace unos meses. Las cosas no funcionaron entre nosotros, así que decidimos dejarlo y mantener una relación de encuentros sexuales ocasionales, algo similar a lo que suelen llamar amigos con derecho, la diferencia es que nosotros tampoco somos amigos.

Nos bajamos del taxi y mi amiga, Ashley Jenner, se detiene a saludar a un grupo de conocidos. Mariana permanece a mi lado, igual de asqueada que yo por el ambiente que nos rodea; cajas de cigarro por todo el jardín, vasos rojos en cualquier parte, y el inconfundible olor a tabaco, tres cosas que no podrían faltar en una fiesta. La morena, de mediana estatura, toma a nuestra alocada amiga por el brazo, y le susurra al oído que ya es momento de entrar. Ambas se van por delante, dejándome entre la multitud que se agrupa en la puerta.

Ellas son polos opuestos, mientras que Ashley es alta, de curvas pronunciadas, el cabello largo y tan oscuro como la noche, Mariana Benson es de piel bronceada, con el cabello rizado le cae a la altura de los hombros, y de contextura delgada. Ashley conoce a todo el instituto, Mariana apenas habla en clases. Una ama las fiestas, la otra prefiere estar en casa, y yo, soy un balance entre ambas personalidades.

Logro atravesar la entrada; pero no visualizo a las chicas, en cambio, muchas personas se me quedan mirando, en su mayoría hombres, y, ¿cómo no hacerlo? Esta noche decidí usar un minúsculo vestido negro que se adhiere a mi cintura como una segunda piel, combinado con unos zapatos del mismo color, que solo incrementan la sensualidad de mis piernas.

Siento unas manos firmes rodear mi cintura y reconozco su tacto de forma inmediata. Sus labios dejan un beso prometedor en mi hombro derecho mientas que mueve a un lado mi cabello.

—Hola, hermosa —susurra en mi oído.

—Hola, Jake. —Me muevo un poco, pegada a su cuerpo, siguiendo el ritmo de la música que resuena en toda la estancia, una mezcla entre algún género latino y electrónica.

—¿Te apetece subir? Me estás matando con ese vestido, esos movimientos, y ese delicioso aroma a vainilla —dice, refiriéndose a la crema hidratante que deja ese olor impregnado en mi piel.

Jake siempre lleva el cabello despeinado, los mechones rubios apuntando en cualquier dirección.

Toma mi mano y atravesamos la multitud hasta llegar a su cuarto. La habitación está escasamente iluminada por la luz de la luna. Cierra la puerta a mis espaldas y no perdemos tiempo en ir hacia la cama, donde lo empujo para sentarme a horcajadas sobre él.

Devoro sus labios, en lo que coloca sus manos sobre mi trasero, para dar un apretón y levantarme el vestido, baja los tirantes y desabrocha mi sujetador. Comienza a besarme en el cuello y desciende hasta mis pechos, donde da leves mordidas en las cimas erguidas a causa del placer. Se me escapa un gemido cuando parta mis bragas y sus dedos resbalan fácilmente mientras acaricia mi intimidad. Se levanta y al hacerlo, por instinto envuelvo los pies en sus caderas. Camina y me sienta en el sillón, junto a la ventana de cristal.

—¡Jake, alguien podría vernos! —susurro alarmada.

—Tienes razón, Nicole. Podrían vernos. Entonces, vamos a darles un buen espectáculo.

Sonríe y se quita la camisa, dejando ver un abdomen muy trabajado. Sus ojos se oscurecen y se desabrocha los pantalones, buscando un preservativo en el bolsillo trasero. Mientras yo intento quitarme la ropa; él me interrumpe.

—No, no, no. Quiero hacértelo con ese precioso vestido puesto.

Así lo hace, me penetra de una estocada, y entre fuertes embistes, besos, gemidos, palabras obscenas, ambos alcanzamos el límite, para luego, regresar a la calma, con la respiración agitada, las piernas temblorosas, y el cuerpo empapado en sudor.

Me levanto arreglándome el vestido. Entro al baño de la habitación y agradezco mentalmente no haberme aplicado mucho maquillaje, me lavo la cara y tomo de mi bolso el brillo labial. Satisfecha con mi apariencia, salgo del cuarto de baño, para encontrar a Jake aún sin camisa, y tumbado sobre la cama.

—Tengo que irme —le digo, captando su atención—. Las chicas me están esperando.

—Vale. —Asiente—. ¿Nos vemos luego?

—Yo te llamo.

Abro la puerta y salgo de la habitación, para volver a adentrarme entre la multitud que baila y consume alcohol como si esta fuese la última noche del calendario.

Un rato más tarde yo también me encuentro formando parte de esa multitud, rodeada por mis amigas. Hemos tomado demasiada cerveza, tanta, que ya he perdido la cuenta de los vasos que han buscado las chicas. Me siento en una nube, flotando en una galaxia diferente, mareada por todo el humo de tabaco que inunda el salón y el constante movimiento de las luces que cuelgan del techo. La música suena cada vez más alta, y retumba en las paredes.

—¡Voy por más cerveza! —grita Mariana para hacerse oír y en un momento desaparece entre el barullo de gente.

—¿Por qué antes te tardaste tanto en llegar? —cuestiona Ashley.

—Estaba con Jake.

—¿Lo dices así? ¿Cómo si fuera tan simple? ¡Por Dios! —Abre sus ojos azules de forma exagerada.

—¿Qué tiene de malo? Es sólo Jake —respondo, cansada de tener la misma conversación una y otra vez.

—¡Precisamente eso tiene de malo! Es Jake, un mujeriego, mal nacido, que sólo busca a una chica para una noche. Pensé que eso ya había quedado claro.

—Ash, cariño. Esta ha sido una noche de tantas, y no será la última, porque estuvo bien, muuuy bien.

 Esta ha sido una noche de tantas, y no será la última, porque estuvo bien, muuuy bien

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Te quiero para mí [EN FÍSICO]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora