Prólogo: La casería de los bastardos.

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Aquí esta su amigo Impel trayéndoles una nueva historia, así es, no he terminado las otras y ya traigo otra, pero bueno así soy de imbécil, que se le va hacer. Esta historia fue la más votada en la encuesta que puse hace algunos meses y como lo prometido es deuda, pues aquí esta. La idea principal es un Bell vengativo quien debe enfrentarse en un principio con la familia Astrea, y no es spoiler, es obvio que la diosa no permitiria eso, y pues eso es todo, ahora les dejo el capítulo y ya ustedes me dicen al final si les ha gustado.

Hay una historia que dice que los primeros reyes surgieron por decreto divino, que los reyes y toda su descendencia fueron enviados por los dioses para gobernar, algo que convirtió su palabra en ley, una historia que cuenta la razón por la cual las fronteras fueron creadas, por la cual las naciones debían enfrentarse para ser las únicas que existan en el mundo, una historia en la que cada una de sus páginas, es una gran mentira. Los dioses no tuvieron nada que ver, los dioses no sabían nada de lo que sucedía bajo el cielo, pero eso no les impidió aprovecharse de lo que sus supuestos enviados habían hecho en su nombre hace miles de años, y esa fue una de las razones por la cual bajaron a la tierra, para divertirse.

Los siglos trascurrieron y el reinado de los dioses parecía no tener final. Las familias reales fueron relegadas a ser simples sirvientes, leales súbditos cuyo único propósito era servir a los dioses hasta sus muertes, solo para que sus hijos fueran los siguientes, y los hijos de estos después de ellos. No tenían más alternativa que esa, ninguna más que solo obedecer las órdenes de esos que según las leyendas, les habían dado el derecho absoluto para gobernar, pero no por eso lo aceptaban, ya que el trono les pertenecía a los reyes, y no a un grupo de imbéciles que simplemente habían llegado porque les parecía divertido.

Los dioses eran los que más disfrutaban de los placeres de la vida, eran los únicos que gozaban de la abundancia de la tierra. Todo lo que pedían les era entregado de inmediato, licor, alimento, mujeres, joyas, o incluso si por puro aburrimiento se les antojaba mandar a miles a su muerte, eso debía de cumplirse. La humanidad ya estaba podrida desde antes que ellos llegaran, muchos de los reyes eran cerdos, siendo solo unos pocos lo que eran un ejemplo de honor y bondad, pero tal parecía que esos seres divinos, eran mucho más retorcidos, ya que antes de ellos tan solo se luchaba por necesidad o por expandir los dominios de los imperios, pero ahora la guerra era llevaba a cada rincón del mundo, por puro capricho.

— Ya estoy harto de ellos, ya fue suficiente de cumplir con los caprichos de esos malditos estúpidos, ya no puedo soportar seguir viviendo de esta manera – dijo un hombre en medio de un bar, en una de los miles de poblados del mundo, en un lugar tan alejado de todos los demás, que casi parecía haber sido olvidado, en donde todos aquellos que buscaban escapar de la cruel realidad encontraron un refugio – los dioses son una plaga para todos, solo toman lo que se les antoja y hacen lo que quieren por pura diversión, tan solo bajaron del cielo porque estaban aburridos, y creen que nosotros somos sus juguetes, simples piezas desechables que pueden tirar a la basura cuando les dé la gana.

Muchos estuvieron de acuerdo con ese hombre, quien apretaba su hombro derecho hasta el punto en sus uñas perforaron la tela de su ropa y su piel. Deslizó su mano hacia abajo, y tan solo pudo sujetar la tela de su manga, ya que su brazo había sido arrancado en una de las batallas provocadas por los dioses. Todos los presentes tenían una historia similar a la de ese hombre, e incluso si no la tenía, de una o de otra manera, la presencia de los dioses estaba muy presente en sus vidas. Alabanzas, fiestas, monumentos, ofrendas, cada día era una cosa o la otra, cada día alguna nueva estupidez los hacia entregar lo poco que tenían para ofrecerlo a los dioses, mientras que ellos eran obligados a inclinarse y alabarlos como si fueran sus salvadores.

— Me desecharon cuando ya no les fui útil – dijo entre lágrimas mientras apretaba con fuerza su puño hasta el punto en que su propia sangre comenzó a brotar, y manchar el suelo – yo era un hábil guerrero que simplemente luchaba para llevarle comida a mi familia, para poder darles un poco de comodidad a mis hijos, pero cuando alguien más fuerte que yo apareció y me derrotó, tan solo me echaron a la calle.

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⏰ Última actualización: Apr 27, 2022 ⏰

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Bell Cranel. El Héroe Vengativo [Cancelada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora