Samanta, o mejor conocida como Sam, tenía todo lo que una joven adolescente de dieciséis desearía: belleza, inteligencia, elegancia, estilo y clase, una familia disfuncional (ya que constaba tan sólo de su madre, su caótica hermana menor y ella) pero unida y amorosa, buenas amigas, felicidad, un futuro prometedor...
Ella lo tenía todo, menos una cosa: una verdadera historia de amor.
Y esto no se debía a que le faltasen pretendientes o a que no hubiese conocido a chicos interesantes en su vida. Esto se debía a algo más... complicado y personal:
Ella no creía en las historias de amor.
Jack si bien podría describirse como un chico problemático, era carismático, simpático e inteligente.
No tenía una vida muy complicada: sus padres eran hippies, por lo que dejaban que llevase su vida como quisiera (aunque nunca dudaban a la hora de dar su opinión respecto a las decisiones que su hijo tomaba) Jack los amaba (aunque nunca se los dijera), estaba a un paso de salir de bachillerato (tan sólo le faltaba dos semanas para mudarse a otro país e iniciar sus estudios universitarios, finalmente), tenía amigos, fiestas, diversión y alegría...
Pero le faltaba algo:
Dejar su propia huella en el mundo.
Podría hacerse una lista de todas las diferencias existentes entre estos dos chicos sin dificultad, sin embargo, hay algo que indiscutiblemente ambos tienen en común: les encantaban, de una manera casi obsesiva, las películas de terror.
Ahí estaban ambos, haciendo la fila pacientemente para ver el estreno de una de las películas más esperadas a nivel mundial. Jack estaba justo de espaldas a Sam. Ella, enviándose textos con unas amigas que al parecer no podrían llegar. Él, simplemente esperando a que autorizasen la entrada.
Lo que ellos no se imaginaban es que esa simple e inofensiva salida al cine, sería sólo el principio de una hermosa historia.
Ellos entraron tranquilamente como si nada, sin saber que su vida estaría a punto de cambiar en unos breves segundos, sin imaginarse siquiera que su vida estaría a un paso de cambiar completamente.
Sam miró los asientos con un poco de nerviosismo. Era la primera vez que entraba a ver una película completamente sola. Había dos asientos disponibles: el primero, que era el más cercano a la puerta, estaba junto a un grupo de chicos vestidos de negro de pies a cabeza y con aspecto bizarro y escalofriante. (Sam no pudo evitar sentir escalofrío recorriéndole la columna con tan sólo mirarlos. Sabía que juzgar a un libro por su portada estaba mal, pero esos chicos eran simplemente terroríficos). El segundo asiento, unas cuantas filas más arriba, estaba al lado de un chico promedio, con aspecto relajado, que miraba todo con genuino interés,
La decisión de Sam no fue muy difícil.
Jack movía la pierna ansiosamente a la espera de que la película empezara. Él era muy impaciente y se hartaba de esperar mucho tiempo por algo. De vez en cuando, lanzaba uno que otro bufido a la nada como si eso fuera a acelerar el tiempo mágicamente. ¿Por qué tardaban tanto en colocar una simple película?
Sam intentaba mantener la vista al frente para no mirar al extraño chico, que murmuraba maldiciones por lo bajo y movía su pierna como si estuviese utilizando una máquina de coser, sentado junto a ella. ¿Es que acaso este chico estaba más loco que el grupo satánico de los asientos cercanos a la puerta? Ella comenzaba a pensar que sí…
Justo en ese momento, con cada uno pensando por su lado, un horroroso estruendo proveniente de afuera provocó que ambos acallaran sus pensamientos y se pusieran alerta.
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Sam & Jack.
Short StoryElla no quería otra típica historia de amor. Él no quería ser recordado como otro simple mortal.