—Kyojuro, esto sucedió porque no te convertiste en demonio—
En el sueño el chico se encontraba en medio de una solitaria vía de tren, el hombre ante él era intimidante con un aura que parecía peligrosa. No hacía ademán para acercarsele y sentía que si lo hacía iba a salir corriendo despavorido. Observándolo mejor, su piel tenía un color antinatural y estaba lleno de tatuajes de líneas que parecían recorrerle todo el cuerpo, alzo la mano, señalando algún lugar del cuerpo del chico.
—Eres débil, y ahora estas muriendo—
Toujuro bajo la vista hasta su torso, podía ver cómo la sangre comenzaba a emanar de una enorme herida que tenía en el estómago. Asustado, tapo el agujero con sus manos para inútilmente parar el sangrado. El hombre desapareció al instante dejándolo solo, casi al borde de la muerte.
El paso de unas zapatillas rozando la tierra humedecida desvió su atención de la herida, su cuerpo comenzó a temblar pensando que podría ser otra persona que quisiera hacerle daño. Desde la dirección del tren desbordado se acercaba una mujer con un lindo kimono vinotinto con algunos rasgos de flamas en el estampado. Tenía el cabello azulado, pero no podía ver su rostro con claridad. El tintineo del ornamento de su cabello sonó a su compas, era un lindo prendedor de una flor naranja. La mujer se detuvo a unos metros de distancia.
—Prometiste que ibas a convertirme en humana. Dijiste que saldríamos de esto juntos— le señalo acusatoriamente con el dedo y algo parecido a las lágrimas comenzaron a brotar de su rostro irreconocible— Condenaste mi alma a la tierra. Gracias a tí, he perdido la oportunidad de reencarnar—
El chico estaba confundido y asustado. Aquello era una pesadilla pero parecía ser un recuerdo. No podía reconocer el sitio, ni a las personas que lo acusaban. Su herida abierta comenzó a doler más acordé el alba comenzaba a avistarse por el Este. Sintió que la muerte estaba apunto de cernirse sobre él.
La mujer de cabellos azulados lo observó en silencio desde de aquello y cuando su cuerpo perdía la fuerza le dió la espalda para desaparecer en el bosque. Cuando estaba aspirando su último aliente, la imagen de unos zarcillos de Hanafuda aparecieron ante sus ojos antes de que estos se cerrarán a la completa oscuridad.
_____________________
Residencia Rengoku
Era Reiwa, Actualidad
.Toujuro despertó sobresaltado con el cuerpo sudoroso. Aquella pesadilla se había echo más frecuente con el pasar de los días y aún no lograba descifrar a qué se debía todo aquello. Pensaba que era el estrés de su entrenamiento, pero hacía solo 2 días atrás había ganado el torneo de Kendo de su prefectura y había pasado a las nacionales, sus estudios en la preparatoria también estaban bien siendo uno de los mejores de su clase.
Se incorporó y tocó la marca de nacimiento de su estómago. Era una mancha considerablemente grande parecida a una cicatriz. Últimamente le dolía cada vez que tenía aquellos sueños. La pesadilla le hacía sentir de diferentes maneras, miedo y coraje cuando aparecía aquel extraño hombre tatuado, a veces se armaba de valor y buscaba golpearlo, pero la figura desaparecía antes de tocarlo; la mujer en cambio le producía tristeza y melancolía, era alguien que parecía conocer, su corazón latía cada vez que hablaba y cuando le acusaba sentía una enorme culpa que le carcomía el alma. Miro hacía la ventana al lado de su cama, el cielo aún se encontraba oscuro. A los pocos minutos su alarma sonó, buscándola en su mesita de noche leyó «4:35 am»
Casi automáticamente la puerta de su dormitorio se abrió y dejo ver a una mujer de mediana estatura, con una apariencia común.
—Buenos días Toujuro. El desayuno ya está listo, tu padre está esperando a que bajes. Dice que después de desayunar irán a trotar y se quedarán a entrenar en el parque— Se devolvió cuando recordó algún otro detalle, le sonrió quedamante a su hijo al ver que no tenía ganas de salir de la cama— Recuerda empacar lo necesario para la practica. No quiero que te lastimes—
El chico bostezo en respuesta y la mujer dejo la estancia para volver a hacer sus quehaceres matutinos. Era normal en su familia desayunar a esas horas, entrenar durante el resto del tiempo que le quedaba antes de irse a sus respectivas instituciones. Su familia estaba ganando fama en el ámbito deportivo, todos sus hermanos eran atletas profesionales y él esperaba también ser parte de ese grupo algún día. Dos de los mayores se convirtieron en beisbolistas de la selección Japonesa y su hermana estaban apunto de debutar en la selección femenina de voleibol ese año. Se levantó de la cama para dirigirse al baño, mirándose en el espejo del lavabo arrugó el rostro al ver su alborotada melena. Los rengokus eran fáciles de distinguir, sus rasgos comunes siempre terminaban por delatarlos. Cabellos y ojos bicolores, unas miradas saltonas y penetrantes, y excelentes resistencia.
Después de vestirse y recoger todo en una pequeña maleta, se apresuró en bajar a tomar el desayuno. Su padre lo recibió con una sonrisa que luego se volvió un semblante estricto.
—Debes comer bien. 3 raciones, guarda más para el instituto y recuerda que hay prácticas en el Dojo esta tarde—
Su padre tenía los mismo rasgos que él, como si fueran un espejo de su generación. En ese momento era el único hijo que vivía bajo su techo, los demás ya había alcanzado la mayoría de edad y tenían sus propios medios económicos que los sustentaban. Aunque quisiera vivir solo y emular a sus hermanos, apenas estaba comenzando la preparatoria era demasiado joven para elegir, según su propia madre.
La susodicha apareció como si la hubiera llamado con el pensamiento, sonriendole y dejando dos platos más de comida en la mesa. Era una mujer nerviosa, demasiado asustadiza. Y a veces se preguntaba cómo sus padres podían haberse enamorado, si ambos eran completamente diferentes. Viendo el plato frente a él, recordó la pesadilla que había tenido esa noche.
—Volvi a soñar con el hombre de los tatuajes y la mujer del cabello azul— se sentó en la silla para comenzar a comer de sus alimentos. No noto que su madre se había crispado cuando menciono ese tema— La mujer esta vez llevaba un kimono que parecía de nuestra familia, creo haberle visto el emblema. Recuerdas a alguien de cabello azul en las reuniones del clan padre?—
El hombre bajo el periódico que estaba leyendo, tenía el ceño fruncido y miraba a su esposa como si le estuviera diciendo que no era el fin del mundo.
—Solo conozco a una persona. Y no deberías relacionarte con ella, es un monstruo— aquello pareció avivar la curiosidad del joven, a lo que su padre suspiro— En nuestras familia hay un ser...—
La mujer interrumpió a su marido cuando colocó la bandeja con demasiada fuerza en la mesa, los pequeños bollos rellenos de carne saltaron para luego volver a caer esparcidos en la lámina de aluminio.
—Ese ser no puede ser parte de nosotros. Solo trae desdicha a nuestra familia, no debería existir... Algo tan abominable como eso— se volvió a su hijo para tomarlo nerviosamente de los hombros— Toujuro si alguien así llega a acercarsete debes huir, entendido? No hagas preguntas, solo debes irte de ese lugar— la mirada confundida de su hijo la hizo alarmar aún más, su personalidad nerviosa afloraba cada vez que ese tema refulgia— Es un emisario de la muerte, su presencia presagia mal augurio. Así que debes alejarte de ella Ok?—
ESTÁS LEYENDO
Corazones en Llamas
FanfictionDespués de la derrota de Muzan los tiempos de paz vuelven a Japón, el mundo comienza a olvidar a los demonios y la noche volvió poco a poco a ser segura para los aldeanos. En el Japón moderno, Rengoku Toujuro es un chico muy activo al que le encanta...