Capítulo 6

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Deuteros se llevó a Degel al hospital más cercano, no era normal que se desmayara de la nada y sobre todo que sintiera náuseas.

Manejó para llegar a la ciudad más cercana, por fortuna era una noche tranquila, a su adoración de ojos violeta lo pasaron rápidamente al servicio de urgencias.

Degel seguía inconsciente mientras que el gemelo menor esperaba afuera en la sala rogando a todos los dioses que no fuera algo malo.

Demoraron una hora, le hicieron algunos estudios rápidos de sangre que les revelaron la verdadera  razón de su desmayo.

Uno de los médicos salió para darle el reporte final a Deuteros.

— ¿Como está Degel doctor?— Preguntó nervioso levantándose de su asiento mientras jugaba con sus manos.

— Señor Deuteros — El médico se retiró los lentes para poder ver de frente al moreno — Su paciente está bien, su salud es estable no hay de que preocuparse, aún sigue inconsciente — En ese momento le entregó el reporte de Degel — ¡Felicidades señor, ustedes serán padres!

Eso no se lo esperaba Deuteros, claro que no. Con asombro tomó el reporte de Degel y comenzó a leer su reporte, eras cuatro semanitas que su amado llevaba.
Las mismas semanas cuando ellos se dejaron llevar aquella ocasión que vivieron juntos en la cabaña.

No negaba que esa idea le daba mucha felicidad, sin embargo la situación de que Degel viva con Unity no está a favor de ellos.

— Si gusta puede pasar a verlo, está todo bien, cuando despierte puede llevárselo a casa para que descanse.

El médico le hizo una señal para que lo siguiera y lo guiara hasta la camilla donde se encontraba Degel.
Al llegar lo primero que hizo fué tomar su mano, no sabía como darle esa noticia y tampoco sabía como la tomaría.

— Los dejo a solas señor Deuteros — El médico salió de la habitación para darles privacidad.

Deuteros respiró profundamente y se sentó en la silla que estaba a lado de la camilla. Verlo dormir de esa manera le causaba mucha ternura.
— Degel — Susurró tocando su rostro con suavidad — Tienes que despertar amor mío.

Demoró unos cuántos minutos, Degel comenzaba a moverse lentamente. Poco a poco abría sus ojos, lo primero que miró era el techo blanco, estaba por cerrar los ojos nuevamente pero el sonido de los aparatos que miden la frecuencia cardiaca lo hizo levantarse de manera repentina de la camilla.

— ¿Qué hago aquí?  — Preguntó muy nervioso, pero se tranquilizó al ver a Deuteros a su lado.

— Te desmayaste cuando veníamos de regreso de la cena de la subasta. Te sentiste mal, estacioné el auto y bajaste corriendo del auto porqué tenías muchas náuseas.

Degel bajó la mirada — No es la primera vez que me pasa, estas dos últimas semanas el apetito se me ha ido, cuando pruebo algún alimento quiero inmediatamente sacarlo de mi boca... No sé que me pase.

El gemelo menor tomó su mentón con suavidad para darle de una vez la noticia — Degel... La razón por la estás así es por... — Justo en ese momento le entregó el ultrasonido que el médico le había entregado  junto con el reporte.

Degel no entendía nada, recibió esa hoja. Grande fué su sorpresa al darse cuenta de aquél pequeño ser que apenas y era perceptible para su vista.
Leyó la descripción y se quedó asombrado.

— Cuatro semanas y dos días — Susurró mirando a Deuteros con asombro — Fué cuando tu y yo nos fuimos a la cabaña.

— Vamos a ser padres— Contestó Deuteros y justo en ese momento Degel se levantó de la camilla para abrazarlo mientras unas lágrimas recorrían las mejillas de su rostro.

— Lo siento — Susurró Degel con la voz entrecortada.

— ¿Porqué te disculpas? — Cuestionó mientras acariciaba su largo cabello verde — Yo no estoy molesto por esta noticia... Al contrario — Con su mano levantó el mentón de Degel para poder verlo a los ojos — Estoy feliz de que ambos seremos padres, no tienes la menor idea de lo feliz que me siento por dentro. Un pequeño ser que crece dentro de ti — Al decir esto posó su mano sobre el vientre de su amado — Te prometí que haría lo que fuera con tal de sacarte de ese lugar y esa promesa sigue en pie, no pienso arriesgarte ni arriesgar a nuestro pequeño.

Esas palabras poco a poco fueron calmando a Degel, su más grande sueño siempre fué tener una familia donde realmente fuera amado por la persona que es y no por tener un matrimonio arreglado en donde todo sería tristeza.

En ese momento se le vino a la mente cuando Kardia le dijo que cuando lo sacara de ahí ambos se irían lejos para formar una bella familia, sin embargo ese momento jamás llegó.

— Milo — Susurró Degel mientras Deuteros aún lo abrazaba.

El gemelo menor escuchó aquel nombre — ¿Milo? — Cuestionó sin entender que quería decir.

— Le prometí a Kardia que si teníamos un hijo se llamaría Milo, sin embargo jamás se pudo — Contestó con la voz entrecortada.

— No tengo inconveniente, si este pequeño que viene en camino es niño le podemos llamar Milo — Respondió Deuteros tomando sus manos.

— ¿De verdad? — Cuestionó con felicidad.

— Claro... Pero cuando tengamos otro ese se llamará Camus — De manera repentina Deuteros lo tomo entre sus brazos con una gran sonrisa — Es hora de volver.

Así se lo llevó cargando hasta donde estaban los médicos para que dieran de alta a su amado.
Verlos de esa forma causaban distintas sensaciones ante la mirada de los curiosos quienes algunos los miraban con indiferencia, otros con amor y algunos más deseaban una relación así como la de ellos, donde ambos se dedicaban miradas cargadas de amor y era evidente que ese hombre de tez morena lo cuidaba como su mayor tesoro.








Llegaron en la madrugada a la mansión, había sido una noche larga. Degel se había quedado dormido como era costumbre sobre el hombro de Deuteros.

Al menos tenían la certeza que Unity no regresaría pronto, sin embargo aunque sea el simple empleado debe de cuidar a su amado Degel y aún más llevando una vida dentro.

Estacionó el auto en su lugar, pero Degel sintió justo en el momento cuando llegaron y despertó repentinamente.

— ¿Tan rápido llegamos? — Preguntó Degel mirando a su alrededor.

— Así es... Ahora te llevaré a tu habitación — En ese momento salió del auto para poder llevarse a Degel entre sus brazos.

— Esto es vergonzoso — Susurró Degel mientras colocaba sus manos rodeando el cuello de su amado.

— No pienso dejar que hagas esfuerzo mi vida.

— Pero aún puedo caminar, cuando mi pancita esté grande ahí ya no podré — Respondió Degel con una sonrisa.

— Lo sé pero prefiero cuidarte, así que por lo mientras dormirás bien, comerás bien y en estos días traeré las vitaminas que te mandaron... Y nada de vino ¿De acuerdo?

Degel se rió al escuchar eso, el vino era su debilidad pero no le quedaba de otra, ahora debía cuidarse bien por su pequeño y por él también.

— ¿Te quedarás a dormir conmigo? — Cuestionó Degel esperando que su respuesta fuera positiva.

— Solo unas horas, es de madrugada y el personal de la mansión llega temprano, no será correcto que me vean salir de tu habitación.

Entre esa plática ambos llegaron a la habitación, Deuteros recostó lentamente a Degel y después se regresó para cerrar la puerta con seguro.

— Descansa Degel, lo necesitas — Le susurró mientras se acomodaba a su lado.
"Cuanto diera por que nuestras noches sean así siempre" Pensó mientras cerraba sus ojos, se sentía muy cansado también.

Lo único que ambos no contaban era que Unity llegaría al amanecer...

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