12. DOBLEMENTE DESTROZADO

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—¿Cómo has entrado?

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—¿Cómo has entrado?

Fue lo único que consiguió articular mientras miraba a Steve.

El rubio se encontraba más cambiado que como lo recordaba. Su cabello, siempre corto y repasado, había crecido considerablemente y lo tenía peinado hacia atrás, con algunos mechones cayendo a ambos lados de su rostro.

La mitad de su faz estaba cubierta por una barba crecida y ligeramente descuidada.

Apenas habían pasado unos meses desde la última vez que se vieron, pero parecía que habían transcurrido unos años, ya que el nuevo look de Steve le envejecía bastante.

Sin embargo, Tony lo encontró terriblemente atractivo. Más aún cuando el rubio, al escuchar su pregunta, sonrió levemente.

—Sigo guardando el pase VIP del ascensor.

—¿Y cómo se te ocurre presentarte aquí?—La sorpresa de Stark comenzó a tornarse en rabia—. Creía que habías elegido a Barnes.

—Te dije que tenía que contarte una cosa—respondió Steve.

—No. No me dijiste nada.

—Lo hice.

—¡No es cierto!—negó—. ¿Cuándo me lo dijiste? No hemos vuelto a hablar desde que lo elegiste a él.

—Te mandé un mensaje de texto a través de un número privado, pero como no respondiste y tienes bloqueadas las llamadas desde números ocultos, he decidido venir.

Tony frunció el ceño.

—No inventes, Rogers—gruñó—. No recibí ningún mensaje tuyo.

—¿Estás seguro?

Para cerciorarse, Stark se llevó una mano al bolsillo interno de su chaqueta, sacando el teléfono.

Lo sostuvo para revisar sus mensajes, evitando a toda costa que Steve notase cómo le temblaba la mano.

No halló nada en su carpeta de SMS, salvo el habitual SPAM.

—No me enviaste nada—dijo entonces.

—Qué raro...—Steve se rascó distraídamente la nuca—. Puede que me confundiese al marcar tu número. En cualquier caso, como no recibí respuesta, he decidido venir.

—Eso ya lo veo—Se cruzó de brazos—. Y ahora te vas a largar.

Resultaba sorprendente lo fácil que aquella invitación había salido de sus labios cuando, dentro de sí, luchaba por decirle otras cosas.

Había sido duro pelear contra él en Siberia y usar todo el arsenal de su traje para herir a quien había tenido como el amor de su vida, y a su vez comprobar cómo Steve le golpeaba sin piedad con aquellas manos que antaño sólo le tocaban para ofrecerle amor y protección.

TÓXICOS (Starker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora