El sol iluminaba toda la habitación del lujoso departamento de Jimin. Él despierta haciendo pequeños ruidos dormidos y comienza a estirar su cuerpo. -Argh... vamos... se que puedo crecer un poquiiito más- se dijo a sí mismo mientras sentía como sus brazos y piernas daban tirones.
Al terminar, caminó hacia el baño para hacer todo lo que tenía que hacer y cuando salió se encontró con su pequeño perrito de raza Schnauzer, su nombre era Pete.
-Hola, pequeño... ¿ya tienes hambre?- se inclinó y le besó su cabeza. -Espero que comas bien, eh... te compré mucha comida con todo mi sueldo... comes mejor que yo- bromeó y le dio comida en su plato. -Bon appetit.
Sostuvo un pequeño control y al presionarlo, las cortinas instantáneas comenzaron a abrirse lentamente, los rayos de sol invadieron su espacio, pero Jimin amaba la luz, él adoraba esa claridad que el sol le brindaba.
Su desayuno fue simple, un bowl con cereal y un poco de leche, acompañado con pancakes... quemados. Nunca supo cuál era el truco para no quemarlos. Siempre fallaba en eso.
De un segundo a otro, la sonrisa de Jimin comienza a expandirse de manera increíble. Él comenzó a recordar todo lo que hizo el día anterior mientras de fondo se escuchaba como Elvis cantaba "You're the devil in disguise, oh yes you are". Escuchar gemir a Jungkook era algo que al chico de rosa le gustaba, era nuevo, y al hacer escondidas era mucho más excitante. Pero él no quería que la relación se base en solo sexo, él quiere conocerlo mucho más allá, no quiere que todo sea cuerpo a cuerpo. De vez en cuando él debía escuchar su corazón y pensar con la cabeza, la de arriba... no la de abajo.
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