— ¿Por qué no vienes Minho?—hablo Yongbok para sí mismo cuando Minho comenzaba a tardar más de lo acordado. Sabía que debían irse temprano si querían volver antes del anochecer.
—Minho no vendrá—escucho la voz de Seungmin a sus espaldas sobresaltándolo.
—Seungmin...yo...—Yongbok quería excusarse, pero no sabía cómo.
—¿Puedo ir contigo?—preguntó tímido Seungmin sorprendiendo al otro. Yongbok no se opuso a ello solo sonrió y tomo la mano de Seungmin para guiarlo.
Yongbok le decía algunas reglas que debía de seguir para poder estar entre los humanos, las cuales no parecían muy complicadas...de hecho sonaba muy similar a lo que le decía su madre cuando aún vivía.
—Y recuerda que está bien si usas tu magia, solo limítate un poco con ella, no queremos asustar a nadie, ¿De acuerdo?—finalizó Yongbok. Seungmin dudaba que así de aterrado como estaba pudiera asustar a alguien.
Los ojos de Yongbok brillaban a cada paso que daban, dándole esa seguridad que necesitaba, pero la sensación duro poco, pues apenas escucho el bullicio de aquel lugar al que se dirigían sintió sus piernas flaquear.
—No hay nada que temer, Seungmin—le tranquilizó Yongbok. El menor soltó su mano con intención de que Seungmin explorara el lugar con más libertad, aunque claro no pretendía alejarse mucho de él.
Debido al festival, las calles se encontraban llenas de gente, las casas siendo decoradas, el olor de a comida en el aire, los niños corriendo de un lado a otro, todo se sentía tan cálido. Yongbok estaba atento a cada expresión de Seungmin, quien miraba todo con curiosidad. Fueron los puestos a los lados de las calles lo que más llamaron su atención, así que antes de darse cuenta sus pasos se dirigieron hacia ellos mirando con curiosidad los objetos.
Había tantas cosas que no conocía...
Y entre tantas cosas que habían, Seungmin quedo encantado por un pequeño broche de plata con una resplandeciente esmeralda en el centro, era tan hermoso que no pudo evitar tomarlo entre sus manos para verlo mejor. Se giró buscando a Yongbok para mostrarle aquel broche y cuando lo vio a un par de metros distraído ayudando a unos niños a colocar unos banderines, camino hacia él.
—¡Hey! ¿Qué crees que haces idiota?—apenas se percató de la acción de Seungmin, el vendedor se enojó, sujetándolo de la muñeca. Seungmin se asustó de inmediato y sin saber reaccionar solo se hizo hacia atrás con fuerza para deshacerse del agarre. Su cuerpo golpeó con algo o alguien antes de caer al suelo de sentón, sin saber que hacer hasta que vio como Yongbok se acercaba con rapidez para clamar al vendedor.
Los gritos del vendedor seguían resonando a pesar de que Yongbok trataba de razonar con él, y algunas personas incluso se habían detenido a mirar. Seungmin estaba asustado, no sabía que hacer más que llorar, sabía que no tenía que haber venido, sabía que tratar de convivir con los humanos era mala idea.
—Le juro que mi amigo no iba a robarlo, él no haría algo así—trato de explicar Yongbok mientras se regañaba mentalmente por no haberle dicho a Seungmin sobre este tipo de cosas.
— ¡No te creo! ¡Tú tu amigo son unos ladrones!—
Seungmin se encogía más a cada grito que escuchaba por parte del vendedor hasta que un agarre, un tanto tosco, le sujeto de la muñeca obligándolo a levantarse del suelo en donde había estado presenciando todo desde el inicio.
Los ojos llorosos de Seungmin se encontraron con una mirada fría y mucho más intimidante que la del vendedor. El otro lo examinó con la mirada, terminando por observar el causante del problema, el pequeño broche que Seungmin aun sostenía en sus manos. Sin mucho cuidado, tomo el objeto de las manos del otro y después de unos segundos de mirar el objeto por fin habló.
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Yongbok [Chanlix] || [EDITANDO]
FanfictionCuentan las leyendas, que se trata de un espíritu cuya voz trae la felicidad. Es capaz de sanar cualquier herida, cumplir cualquier sueño, atrae y crea cualquier tipo de bien. Dicen que si escuchas su voz tendrás suerte hasta la llegada del siguie...