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Tres de la tarde, quedaba una hora para el funeral de su amado.
Él no quería ir, él no quería estar ahí. Pero debía estarlo para al menos despedirse de una forma correcta y sincera. Jungkook no había dormido en veinticuatro horas, ni tampoco tenía ganas de hacerlo.
Unos suaves golpes en su puerta se sintieron como un eco en toda su casa. Con un suspiro, se puso de pie y la abrió lentamente.
Era su madre y padre.
— Jungkookie... — dijo con una dulce voz la madre mientras abría sus brazos para sostenerlo firmemente. — Aquí estamos para tí hijo... aquí estamos... — su padre se acercó a par y abrazó a ambos, sin soltarlos por un largo tiempo. — ¿Qué haces aquí, cariño? Es el funeral de Jiminie... debes ir... era tu novio... — És máma... él es m-mi novio, además... si n-no voy... así no cierro esta etapa— dijo con pequeños sollozos. — Iremos contigo... estaremos ahí para tí... ve a ducharte y yo te prepararé algo para comer, cielo.
Jungkook limpió por milésima vez sus lágrimas y caminó hacia el baño. Él sabía que lloraría en la ducha, pero si lo hacía, sus lágrimas pasarían desapercibidas con el agua que corría por su cabeza.
Nadie se daría cuenta que está llorando nuevamente.
Al salir y comer un poco de la comida que le preparó su madre. Se probó el traje y su querida progenitora arreglaba la corbata que colgaba de su cuello.
—¿Estás listo? —N-No mamá... no quiero dejarlo ir... —Debes hacerlo... debes dejarlo descansar, cariño... — Me d-duele mamá...— Jeon ya estaba llorando nuevamente. — Tranquilo cariño, todo estará bien.
No, no lo estará.
Todos estaban ahí. Los amigos de Jimin, los bailarines de Sinners. Los nuevos ayudantes del club que jamás se abrirá. Seokjin estaba obviamente, al igual que su amigo coreógrafo Hoseok y su mejor amigo, Taehyung.
Todos compartían el mismo sentimiento de culpa por no haber hecho algo para salvarlo del incendio. Tenían tristeza al darse cuenta que tal persona hermosa por dentro y por fuera se había ido tan rápido de este mundo.
Jeon permanecía en silencio, sus ojos estaban pegados hacia el concreto de aquel lugar, mientras que la mayoría lanzaba flores a un ataúd vacío, que lentamente se alejaba de la superficie de la tierra para esconderse dentro de ella.
— J-Jimin... jamás te lo pude decir... p-pero... él es mi pareja... — dijo sollozando Taehyung mientras estaba de rodillas en el suelo, —Perdón por ocultartelo... no me odies p-por esto cariño... p-por favor... jamás... dios... jamás t-te olvidaré...
Jeon no reaccionó ante tal confesión, porque aquello era lo de menos. Él se mostró fuerte hasta el último minuto del funeral. Entonces, una vez que la mayoría de los desconocidos se largaron de aquel lugar privado, él rompió en llanto como nunca antes.
— Dime que no es así... d-dime que no es así... dime... dime que no estás l-lejos de mí... y que estarás conmigo... y que n-nos casaremos...— lloró en el piso sosteniendo unas flores blancas contra su pecho. Sus padres y amigos se acercaron a él y lloraron junto a él. Entre todos debían cerrar esta etapa, pero primero ayudar al más involucrado para que pueda avanzar y ser fuerte.
Pero era casi imposible.
Jeon estaba destrozado.
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A la distancia entre los árboles, se encontraba una persona vestida tal cual se vestían en un funeral. De negro de pies a cabeza. Su cabeza estaba cubierta con una gorra negra, y en su rostro tenía una mascarilla blanca. Aquella persona, estaba mirando el piso mientras sus lágrimas caían lentamente por sus ojos marrones.
— Pronto comprenderás por qué, Jungkook-ah... lo siento mucho... — dijo el pelirosa alejándose lentamente de su propio funeral.
