4. Daxton

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Inmunidad

No temes al desastre,

al estruendo,

al vértigo,

hace tiempo atrás

que la tormenta eres tú.

— Rafael Cabaliere (Alzando vuelo)

Uno... Dos... Tres, son los golpes que da mi madre a la madera de mi puerta. Ni si quiera espera a que la de permiso, solo entra y empieza a gritarme y regañarme por no hacer nada productivo en casa, nada más que estar durmiendo.

Si supiera porque prefiero dormir a salir de mi cuarto...

— ¡Daxton! Más te vale recoger todo el desorden que hay en tu cuarto antes de que vuelva a trabajar.— me riñe apuntándome con el dedo. Llama desorden ha algo que ha causado ella misma y parece que hace como si no lo fuese, como si todo lo hubiese echo yo mismo. Aun que se nota que hoy su humor esta más calmado de lo normal. De no ser así, me estaría ignorando todo el día como de costumbre.

Yo asiento con la cabeza a mi madre y ella sale de mi habitación. Rato después ya tengo todo en orden y salgo a la cocina. No se porque entro, si luego salgo sin comer. Solo como cuando salgo con mis amigos, es ahí cunado puedo comer tranquilamente, sin nada de lo que preocuparme.

Miro mi reloj, que marca las diez de la mañana y decido llamar a Pax.

Primero le mando un mensaje, pero como no me contesta decido llamarlo. Tarda en cogerlo, pero lo hace.

— ¡Dax, amigo fiel!— grita. Ya empieza...

— Hey, Pax, ¿Estás ocupado?— pregunto cruzando los dedos para que diga que sí.

— En realidad, un poco ocupado si que estoy... Pero dime, que es lo que quieres de mi bebé.— dice con la voz más aguda tratando de parecer más macho.

— Venga ya tío, que haces por las mañanas a parte de comer y mirar la tele. Te necesito, amigo fiel.— trato de darle pena para así convencerle de salir a dar una vuelta con los demás.

— Porqué tantas prisas, si por la tarde iremos a...— se queda callado de repente.— Mierda, tío, tengo un pequeño problemilla.

— El que, Pax.— le animo a hablar.

— Bueno, ya sabes que hoy quedamos en ir a Moher, pero lo que pasa es que tengo invitados en casa. Hermano, mi prima esta aquí, y espero que pienses en lo que te dije ayer...

— Corta el rollo, Pax. Tu prima esta aquí, vale ¿Y?— pregunto.

— Que si voy yo, ella y su hermano también irán.— suelta.

— Como pretendes que vayan si no hay espacio en el coche.

— Nos las apañaremos.

— No.

— Dax...

— No me pienso arriesgar a que me pille la policía y me echen de casa por no ir con cuidado por la carretera.

— De acuerdo... Ya veré que hago con ellos.— se rinde al fin.— Y que es lo que querías.

— Quedar para dar una vuelta, me aburro en casa.

— Vale, dame unos minutos y bajo.

[...]

Pax y yo nos sentamos en un banco después de haber estado tan solo diez minutos caminando.

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