Mi Amor, Cuánto No Los Odio ½

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-God! I'm not think prepared to meet your father...

-En español, plis.

Cuando suspiró me hizo creer que se estaba cansando de mí, luego caí en la cuenta de que era uno de sus suspiros que querían decir «Bueno...».

-Que no creo estar preparado para conocer a Sr. España.

-¿Wuaaaaaat? -agudicé mi voz-. Veamos, la semana pasada acabo de conocer a Gran Bretaña y a Francia como suegros, ojo.

Y había sido una expedida cena, claro. A Francia ya la conocía en otras ocasiones, ella era muy «glamorosa», como le gustaba auto describirse (que tampoco era falso, eh). A Francia le caí per-fec-to. A Gran Bretaña supongo que... Bien. No sé. Si hubiese un intermedio entre mal y un poco bien, creo que sería ese.

-Sí, pero con ellos es diferente.

-¿En qué sentido?

-Que ellos, sin importar qué, debes ser educados aunque mi novio sea el país más pobre del puto mundo.

-Eso quiere decir que... ¿Francia fue buena conmigo sólo por cortesía?

-Ah, no, a ella sí le caiste bien. Gran Bretaña es el que tiene complejos con todo esto. ¿Alguna ves te conté cuando les informé que me atraían los chicos? Dios, se volvió el ser más cruel del mundo, Francia fue la única junto a mis hermanos que me apoyaron en todo. Hasta ahora no le agrada tocar el tema pero... Se vuelve más tolerante.

-Carajo. No le conté ni siquiera que tengo flaco... Me matará si eres tú.

-Creí que ya le contaste de no nuestro y que lo único que tendría que hacer era ganármelo.

-Tratar de ganarse a mi papá es equivalente a tratar de montar un oso. Maldición. Tan jodidamente difícil.

Mi casa estaba a unos cuantos pasos. Llevé mi mano a mi bolsillo con el fin de sacar las llaves. Posicioné cada una entre mis dedos; Argentina me enseñó que así lo haga, por si alguna vez a alguien se le daba por asustarme por detrás y poder propinarle una en su mandíbula. Ahora ese hábito se me había quedado. Ya no sentía que fuese por protección, aunque bien podría decir que me aferraba a ellas. Como si pudiesen servir de algo.

Metí la llave más delgada que tenía en el cerrojo.

Carajo, Carajo, Carajo, Carajo.

-¡España, ya llegue!

-¿Perú? -Bolivia pasó delante de mí, y con sus ojos me comió-. ¿Qué hace Usa aquí?

-¿Te cuento y no le dices a mi papá? ... Hasta que yo se lo diga.

-Perú -puso su mano en mi hombro. Tenía lindos ojos, tan puros y grandes-, puedes confiar en mí.

-Yo y Perú...

-El burro por delante, claro -interrumpió cortantemente.

-Perú y yo somos novios.

-Ja, ja, ja, sí, qué buena. Habla, Perú, que al gringo este no le creo.

-No, en serio.

Asintió, una sonrisita se formó en sus labios. No pudo verse más tierno. Dio unos pasos para atrás, con su mano tanteó la pared que conectaba al pasadizo posterior al cuarto de Argentina. Se fue.

Usa y yo nos miramos. Tuve que alzar mi cabeza. Maldita sea. La estatura promedio en mi país era de 1.65 en hombres, sin embargo yo media 1.63. Aquí mi novio media 1.80. Tenía que pararme de puntas y él enjorobarse para besarnos.

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⏰ Última actualización: Jun 10, 2021 ⏰

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