¿Se puede quedar?

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Apenas ingreso a su casa pudo sentir que algo extraño ocurría, la presencia de un perfume que si bien conocía no era común en su día a día, consulto su reloj que marcaba las 22:00 de la noche, odiaba los días jueves porque siempre debía quedarse hasta más tarde en la oficina, dejo sus llaves en el recibidor y consulto el calendario, era un día común de abril, de pronto un conjunto de voces en la sala hizo todo aún más extraño.

-¡Mamá!- dijo un alto muchacho corriendo en dirección de su madre abrazándola y regalándole una amplia sonrisa- Que bueno que llegaste.

-Gracias por el recibimiento- sonrió mientras deshacía el abrazo, mirando alrededor y entonces encontró el motivo del porque todo estaba siendo tan raro- ¿Qué haces aquí?- pregunto sin delicadeza a un tercero.

-Buenas noches, Iori chan, ¿Cómo estás? ¿Qué tal el día? ¿Te mataría un poco de buen humor? –pregunto sarcástico un peliblanco echado en el sillón.

-Ma... te estuve llamando pero...- su hijo había comenzado a excusarse, claramente nada bueno vendría después de eso.

-Sí, estaba en la reunión y no pude responder, te llame devuelta pero no respondiste –dijo sin dejar de mirar al peliblanco quien se levantó del sillón caminando hacia ella –Estoy esperando saber qué hace tu padre aquí.

-Eso iba a decirte – comenzó el chico de cabello azabache igual al de ella y ojos claros como los de su padre –Pasa que mi papá fue trasladado aquí a Kioto y por el momento no tiene donde quedarse –decía mientras se rascaba la nuca y colocaba cara de cachorro abandonado- Entonces yo pensé que...

-Olvídalo- Utahime fue tajante –No va a quedarse- Salió de la sala camino a las escaleras para ir a su habitación entonces fue seguida por ambos oji claros.

-No voy a quedarme para siempre, solo hasta que encuentre un departamento o una casa, todo fue muy rápido y no tuve tiempo de hacerlo antes- se explicó el peliblanco mientras se ponía de barrera para que la azabache no pudiera subir la escalera.

-No seas mentiroso, esas cosas no son anunciadas de un día para otro, planeaste esto- le apunto con el dedo –Tu nunca haces nada por accidente Gojo Satoru.

-Y tu jamás dejas de ser histérica –le dijo burlón- Bueno... puede que haya planeado pasar un par de semanas con mi hijo, ¿Acaso está mal?

-Mamá, no podemos dejar a mi papá en la calle –se puso al lado del peliblanco siendo abrazado por su progenitor- Además no te cuesta nada, yo quiero que este aquí por un tiempo.

-Yuki, tu puedes hacer lo que quieras con tu padre- comenzó a regañar- Pero fuera de mi casa, este es el único lugar en donde me puedo librar de este insoportable ¿Y tú lo quieres aquí?

-¿Insoportable yo? Perdóname, pero aquí la única histérica, con mal carácter eres tu –ahí estaban peleando nuevamente, Yuki estaba acostumbrado a esta dinámica entre sus padres, era ver a dos niños pelear por cosas absurdamente simples.

-¿Lo ves?- le dijo a su hijo apuntando a Gojo- Es incorregible.

-Sí, pero tuviste un hijo con el –eso hizo callar a la azabache, Utahime odiaba cuando su hijo sacaba todo el lado Gojo que tenía en la sangre –Mamá, es solo un par de semanas, no va a vivir aquí toda la vida.

-Solo un mes- agrego Gojo- Deja que me quede con ustedes un mes y luego seguiremos con la misma dinámica que tenemos hace dieciséis años, Yuki conmigo los fines de semana y contigo en la semana, así todos felices.

-Sé que me voy arrepentir de esto, pero está bien- finalmente se dio por vencida – Tienes un mes, Satoru.

-Un mes- confirmo- Ahora... ¿Dónde voy a dormir?- miro distraídamente hacia el segundo piso.

Entre Vendas y Listones. (Serie de One Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora