7: Recuerdos destapados

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Una niña de pelos azabaches corría alegremente por una pradera repleta de incontables flores, cada una más bella que la otra. El sol se ocultaba lentamente detrás de unas grandes montañas, indicando que pronto caería la noche.

-¡Gen!- una adolescente de características físicas similares a la pequeña corría dando su máximo esfuerzo con el fin de atrapar a la ya mencionada niña. Aquella, a tan corta edad, ya superaba a un nivel incomparable a la mayor: poseía una velocidad, fuerza y agilidad inigualables, rasgo muy característico en su clan. No había necesidad de aclarar que Gen Araki resaltaba a kilómetros. Era considerada el nuevo prodigio del siglo, después de todo, de sobra se sabía que las nuevas generaciones siempre superaban a las viejas.- ¡Papá nos ordenó que regresáramos antes del anochecer! ¡Has corrido todo el día!

-¡Vamos, Gemma! ¡Sólo es una vuelta más!- la mayor negó con la cabeza. Gen parecía ser una persona con energía ilimitada. Siempre de allá para acá, siempre corriendo y gritando. Sin dudas la envidiaba un poco.

-¡Ya! ¡Deja de correr!- agitada, la mayor gritó utilizando sus últimas fuerzas. Luego de aquello se escuchó un gran estruendo entre los arbustos: Gemma se había caído.

-Vah, Gemma, no vuelvas con esos chistes- Gen dejó de moverse para cruzarse de brazos espectante. Al pasar un minuto, se decidió a buscar con la mirada a Gemma. Nada. -¿Gemma? ¡Sabes que no es gracioso! ¿Dónde estás?

No había respuesta, entonces Gen se aterró. Su hermana siempre le hacía esa clase de chistes, pero esa vez, sin saber por qué, algo en su interior le decía que debía preocuparse.

-¡Gemma!- la menor corrió con desesperación a la velocidad de un rayo hacia donde se encontraba su hermana. La adolescente se encontraba inconsciente en el suelo, al verla, Gen cayó de rodillas a su lado decidida a sacudirla.- ¡Gemma! ¡Lo siento! ¡Levántate, por favor!

No había respuesta por parte de la mayor. Gen se decidió a alzarla para poder llevarla a su hogar, pero antes, algo hizo que se cayera: de alguna forma, alguien había empujado su pie mientras ésta se enderezaba haciendo que sufriera un brusco golpe en la espalda.

-¡Deberías haber visto tu cara!- Gemma comenzó a reír a carcajadas tirándose encima de su hermana mientras le proporcionaba unas leves cosquillas en las costillas, Gen se encontraba quejándose tal como una anciana cascarrabias entre las hiervas.

-¡Estúpida! ¡No debí creerte! ¡Sabía que sólo bromeabas!- dramáticamente, Gen colocó la palma de su mano en su pecho respirando con dificultad. Gemma la molestó provocándole algunas cosquillas con sus dedos nuevamente.- Agh, ¡eres insoportable!

-Al menos ya sabes que tienes que obedecer- la azabache mayor se enderezó, sacudiendo su amarillo vestido para sacarle las hiervas de encima. Acto seguido, cargó a la menor tal como una princesa, cosa de la que Gen no se quejó en absoluto. Era una costumbre.- Te quiero, Gen. Aunque deberías dejar de ser tan traviesa... ya sabes. Harás que a nuestros padres les salgan canas.

-¡Sí, claro!- la pequeña rodó los ojos, ridiculizando el comentario de su hermana. Luego rió.- Seré más obediente... pero tú dejarás de asustarme así, ¡prométemelo!

-Lo prometo- con una sonrisa dulce, ambas fueron con tranquilidad hacia su hogar. Como de costumbre en el camino hacia su casa Gen acabó cayendo en los brazos de Morfeo: el aire puro, cómo su hermana hamacaba su cuerpo caminando con ella entre sus brazos sumado a los leves rayos del sol que les generaban una temperatura perfecta en sus cuerpo habían hecho que la menor caiga en un profundo sueño del cual no se despertaría en toda la noche. Al llegar, Gemma la dejó en su cuarto asegurándose de arroparla para que pueda descansar en completa paz.

Complementos [Hunter x Hunter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora