Si no tuviera...

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Si no tuviera una cadena que limita mis movimientos, quizá, podría alcanzar el sueño de amar.

De cogerte de la mano sin miedo y, poder recorrer el mundo junto a ti, sin sentirnos agobiadas por las críticas, por la gente que juzga. 

De perderme en el brillo de tus ojos y decirte que te quiero, que no puedo pasar ni un día más sin ti.

Si no tuviera pánico a escuchar tu respuesta, sería capaz de gritar en tan profundo silencio, como el nuestro, que te amo. 

De saltar ésta barrera que nos separa cada día, aquella que determina todo lo que siento por ti.

Me impondría ante cualquier calamidad si tan sólo pudiese saber que tu corazón dice lo mismo que el mío.

Si no tuviera razón al creer que lo nuestro, a veces, es tan utópico, tan ficticio.

Pensaría; dos más dos pueden llegar a ser cinco, y, por suerte, los globos también pueden elevarse sin helio.

Que las gaviotas saben habitar lejos del mar y que las nubes lagrimean porque no las dejan ver el sol.

Si no tuviera un temor oculto en lo más recóndito de mi ser, que me obliga a encubrir lo que siento, escribiría en tus sábanas mi axioma.

Anotaría cada dictado en tus labios, trazaría en ellos, líneas con mi lengua e imaginaría que cada beso es el mejor que me has dado nunca.

Delinearía con sutileza un trazo horizontal situado en el centro de tu espalda, ya que éste sería la frontera que me incitaría a cruzar lo más profundo de tu horizonte.

Si no tuviera tantas ganas de quererte, de poseer tu dulce y fría manera de querer, renunciaría a ésta ilusión en un santiamén.

Desperdiciaría mis lágrimas y sollozos en intrascendentes pensamientos de medianoche sobre crónicas de mi estúpido día a día.

Permitiría que la melancolía y la depresión me consumiesen del todo y, aún sabiendo que pudiera salir de aquello, no lo intentaría. 

En realidad, moriría por dentro si ya no me quedasen ganas de quererte. Pero lo hago, a través de actos irreflexivos; te estoy queriendo, porque eres de esos males que gustan.

Después de ésto, me has puesto en manifiesto que tuve razón, tu corazón dice lo mismo que el mío.

Yo, fui color amarillo, tú, fuiste rojo y nuestro amor, fue azul. Nos mezclamos, sí, y logramos un color negro no tan notable.

Los tres, en un color; en un sentimiento. Mis ganas de quererte y, las tuyas, se enlazaron entre sí. 

Y nos unimos, nos unimos lentamente; como cada pieza del rompecabezas que quieres armar y se te resulta imposible, pero, aún así, sigues intentándolo hasta lograrlo.

Nos adherimos; como esa goma de mascar desgastada que lanzas al suelo y, antes de tornarse dura y fría, se adhiere a algún zapato de un individuo que esté recorriendo el lugar. 

Y así fue, a ambas nos lanzaron al abismo, pero logramos salir, con unas que otras heridas debidas al fuerte dolor de la caída, pero lo hicimos.

Salimos un tanto... resentidas...frías. Pero no por mucho... yo, logré adherirme a ti, y tú a mí. 

Nuestros corazones; eran duros como una roca.

Nuestras almas; tan frías como el hielo.

¿Pero nuestros sentimientos?... esos, estaban a prueba.

Ahora, puedo decir con total seguridad que:

A pesar de tener un corazón de piedra; éstas se rompen también. Y tú, rompiste esa roca que mantenía alejada mis ganas de querer a alguien una vez más.

Por más frío que sea el hielo; si lo sacas del lugar que los mantiene así, éste se derrite y al transcurrir un par de minutos, no es más que agua, y no precisamente fría. Tú, pudiste mantenerme caliente, haciendo así que el frío de mi alma, desapareciera.

¿Nuestros sentimientos? siguen estando a prueba, pero créeme, que los míos; saben perfectamente que van en la dirección correcta para llegar al paraíso o,  al infierno quizá, ese infierno que gusta.

Te llamaba la inconquistable, porque eras fría como un témpano de hielo.

Tu sonrisa fue sustituida por unas grandes ojeras debajo de esos ojos cafés que tanto  me gustan. Eres una chica fría y preciosa a la vez... eres perfecta de los pies a la cabeza. Aprendiste a fingir sonrisas y, ¡vaya que lo hacías bien! 

Es hora de despertar; de ser realista. No siempre los finales son felices, creo que en las películas, deberían centrarse más en la parte real de la vida, no en la ficticia; que existe tan sólo en sus mentes. 

Yo, quiero sinceridad; que nos digan la verdad. Pero la verdad duele y eso no nos agrada, ya que en éste mundo de hipocresía, para quedar bien... la sinceridad es mala.

Cariño, fuiste poesía en los labios de alguien que no aprecia la literatura. ¿Pero yo? yo sí lo hago.

El día que nuestras miradas se crucen por primera vez; abrázame. Abrázame fuerte, y yo te besaré sin  pedírmelo más de una vez.

Y quiero que me mires con dulzura. Que me trates distinto a las demás. Que tengas celos.

Quiero que hagas esas cosas que con el tiempo, notarás que me encantaría que tú hicieras.

Porque tú haces volver cualquier sentimiento a mí. Me haces volar, metafóricamente.

Un texto bonito para ti, tan bonito como tú; como tu forma de quererme.

Mis ángeles y demonios, se han reunido con los tuyos.

Somos cielo e infierno a la vez.

Ésto será un amor infernal, dulzura.


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⏰ Última actualización: Sep 26, 2015 ⏰

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