Capítulo 38: Es difícil describirte

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El tercer día de sus apremiantes vacaciones había llegado y aunque deseaban descansar y recuperar fuerzas, nunca estaba de más, al menos para esos dos, el enfrascarse en un pequeño juego de basquetbol; después de todo existían un par de canchas cerca de donde se hospedaban y no iban a dejar pasar la oportunidad, incluso si tenían que tolerar aquel sol tan inclemente.

No obstante, su diversión tendría que esperar, ya que ambas canchas se encontraban ocupadas y al menos a la que habían llegado, se veía lejos la conclusión del partido. Sin embargo, no objetaron y simplemente permanecieron allí de pie, contemplando al equipo que llevaba la delantera; después de todo, poseía dos miembros sumamente familiares y que no esperaban encontrarse allí, al menos no a uno de ellos.

—Pero sí son…Exactamente. Pero no sabía que él también jugaba –fueron las voces en perfecta sincronía tanto de Kagami como Aomine.

No eran los únicos en la audiencia, alrededor de la cancha se encontraban reunidas muchas más personas. Unas vitoreaban al equipo que iba perdiendo, intentando motivarles para que retomaran el vuelo y lograran voltear el marcador. El resto sencillamente estaba más que emocionado por la manera en que el otro equipo se había recuperado y obtenido el mando tras la entrada de esos dos jugadores.

Las habilidades del equipo que llevaba la desventaja no eran malas, pero eran insuficientes para esos dos hombres que no tuvieron problema alguno en pasarlos y lograr entre aquella magnífica coordinación un par de anotaciones más. Rapidez, buena técnica y excelentes tiros fueron lo que al final logró una victoria abrumadora sobre esos contrincantes desafortunados.

—Pensé que estarías mucho más oxidado, Tora –comentaba con una sonrisa burlona el rubio al tiempo que se acercaba hacia sus cosas. La sed le carcomía la garganta.

—Había olvidado la emoción de estar dentro de la duela. Ha sido una buena manera de revivir viejos tiempos y quitarme el estrés de encima –agregó con una sonrisa disimulada. Ya se había encargado de tomar su bebida rehidratante.

—Son vacaciones. Podemos permitírnoslo. Además, sé que alguien como tú sería incapaz de negarse a un juego amistoso –espetó. El otro simplemente suspiró, pero le alegraba haber tenido ese pequeño partido en su compañía.

—¡Riko-tan! –no dudó ni cinco segundos en dirigirse hacia su preciado retoño de forma amorosa. Ella le recibió con un frío golpe en el rostro.

—¡Deja de avergonzarme! –gritó. Ya tan temprano y el castaño estaba haciendo sus ridiculeces.

—Así que esto era lo que me comentabas en el tren –mencionó Momoi, observándole de soslayo.

—Umm…¿No les gustaría otro partido amistoso? –preguntó con sumo interés Taiga. El moreno estaba de acuerdo con su decisión.

—Lo siento, pero ya estoy viejo para estos trotes –soltó Kagetore con humor-. Además…

—Tenemos planes ya –finalizaba Logan-. Hoy pasaremos tiempo de calidad con nuestras adorables hijas –Riko suspiró con frustración mientras que la otra implicada apenas iba llegando tampoco muy feliz de lo que ese día le deparaba-. ¿Axelle ya estás lista para pasar un día de calidad con tu padre? –preguntó, sonriéndole muy resplandecientemente.

—No…pero no tengo más elección que ésa –mencionó.

—Recuerdas que prometiste salir conmigo este día si te dejaba ir a esa fiesta de anoche. Las promesas son importantes, Axelle.

—Pues de saber que iba a terminar de esa manera, hubiera preferido no hacer trato alguno contigo –chasqueó fastidiada. Al final no había podido disfrutar de la fiesta porque cierto chico la sacó de la pista de baile, obligándole a regresar a casa antes de que siquiera el toque de queda llegara; en términos simples, todo había sido un desperdicio de tiempo y esfuerzos.

Addicted to U [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora