Capítulo 5

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—Phoebe—me despierto con la voz de Ted, tocando a mi puerta—, ¿puedo pasar?

—Un momento—digo removiendo a Alex, y le pongo una mano en la boca para que no hable—. Mi hermano está llamanfo, levanta.

Me mira con los ojos muy abiertos y nos levantamos, colocando nuestras ropas y cabello.

—¿Phoebe?¡Voy a entrar!—abre la puerta y nos mira con los ojos entrecerrados—¿Qué hacíais?

—Alex estaba acabando de curarme las heridas, y no quiero que me veas los golpes—miento rápidamente.

—Enséñamelo—dice acercándose a mí.

—No es nada grave—sigue avanzando, haciendo caso omiso a mis palabras.

—¿Dónde?—me mira reacio.

—En la pierna—él baja la mirada y acaricia mi herida—. Y también en el torso.

Em ese momento el se tensa. ¿Ahora qué he hecho? Mira a Alex y gruñe.

—Entonces él—dice señalandole—te ha visto sin la camisa, y no solo eso, sino que también te ha tocado.

—Señor Grey, créame que solo la he curado. No lo he hecho con ningún fin que no fuera ayudarla.

—Ya, claro.

—Ted, no seas idiota—le digo—. Solo abrázame.

Viene a mí de inmediato y me estrecha fuertemente en su pecho. Besa repetidamente mi pelo, brindándome mucho cariño.

—Te quiero hermanita. Lo mataré.

—No vale la pena.

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Todos, absolutamente todos me miran. No sé por qué lo hacen, solo llevo unos jeans y una sudadera, no debería llamar la atención.

Me inclino para beber agua de la fuente, y en ese momento noto unas manos agarrando mi culo, por lo que me yergo inmediatamente. Intento girarme, pero unos brazos sosteniéndome de la cintura me lo impiden. Siento su respiración caliente en mi cuello, y aunque trato de zafarme, me es imposible, me triplica en fuerza.

—Hola Grey—me paralizo al oír como mi apellido sale de sus labios—, ayer me dejaste con las ganas. Eso está muy mal—dice apretándome más a él, si cabe.

—Suéltame—intento decir con firmeza, pero me tiembla la voz.

Él no responde, solo besa mi cuello, lo más raro es que lo hace cariñosamente. Este necesita una cita con Flynn. No pare de zarandearme pero no consugo librarme de su asqueroso abrazo.

—Para, por favor—digo notando como las lágrimas empiezan a acumularse en mis ojos—. Déjame.

—¡Suéltala!—dice Ted dándole un puñetazo que le hace caer al suelo, lo que hace que casi caiga con él, pero mi hermano me sujeta a tiempo, y me esconde tras su espalda.

Lukas se levanta enfurecido, con los puños apretados, pero no devuelve el golpe.

—¿A ti qué te pasa?—le pregunta a Ted.

—¡¿Que qué me pasa?! ¡No quiero que toques a mi hermana! ¡Intentaste violarla, hijo de puta!

—¡Pues no sabes las cosas que hago pensando en ella!—dice haciendo que mi hermano enfurezca todavía más—¡Y creéme! ¡Phoebe acabará chillando mi nombre, pidiéndome más!

—¡Voy a matarte, hijo de puta!—dice Ted lanzándose a él, enzarzándose en una pelea.

—¡Ted, para!—no quiero que pelee y salga dañado lo más mínimo.

Entonces veo a Alex vienendo hacia nosotros, cogiéndole por el pecho, apartándolo de Lukas, pero no deja de removerse.

—Señor Grey, pare.

—¡No! ¡Suéltame! ¡Intentó violar a mi hermana!

—Créame, yo también quiero matarlo, pero no querrá salir en todas las portadas de revistas de cotilleo, ¿verdad?

Ted deja que lo llevemos a un lugar apartado de todos, mientras Lukas se retuerce de dolor en el suelo, pero no recibe ayuda de nadie. Alex sienta a Ted en un banco, para luego preguntarme:

—¿Estás bien?—dice preocupado, yo simplememte asiento con la cabeza.

—¿Y tu por qué quieres matarle, eh? ¿También quieres aprobecharte de ella?

—¡Ted!—digo frustrada.

—No, señor Grey. Es mi deber prteger a Phoebe. Lo he hecho durante un año, y obviamente le tengo cariño. La veo como a mi hermana pequeña.

Oír esas palabras, aunque sé que son falsas hacen que se me estreche el corazón. Él me dedica una mirada rapidísima de disculpa.

—Pues no lo parecía, he tenido que intervenir yo, aunque me ha gustado poder golpearlo—le responde furioso.

—Iba a hacerlo, pero se me ha adelantado.

Ted parece más tranquilo, me acerco a él y le paso un brazo por los hombros, dándole un beso en la mejilla.

—Gracias, hermanito.

—No te ha tocado, ¿verdad?—pregunta mirándome a los ojos.

—No, tranquilo.

—Señorita Grey, venga, la llevaré a la oficina de su padre—dice Alex posando una de sus manos en mi hombro y yo lo miro enarcando una ceja. ¿Por qué?—. Su padre me ordenó que si había alguna incidencia de este tipo la llevara inmediatamente—dice leyéndome la mente.

—Vale—me levanto, junto con Ted, que cuando empiezo a andar me coje fuertemente de la mano.

—¿Segura que estás bien?

—Sí, tranquilo. Nos vemos luego.

Vamos hacia el coche, mientras todos entran en clase. Cuando llegamos, Alex mira a los lados, verificanfo que estamos solos y luego me abraza.

—¿Segura que no te ha tocado? ¿Te ha hecho daño?—dice repasando mi cuerpo una y otra vez con la mirada, llena de desesperación.

—Tranquilo, solo me ha tocado el culo. No le ha dado tiempo de nada.

Me da un pequeño beso y nos subimos al coche.
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Phoebe GreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora