PRÓLOGO

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Su cabello había sido cortado, seguía siendo delgada y su piel estaba igual de cuidada que antes; viéndose suave, delicada.

Sus labios estaban agrietados por el notable frío de las brisas a comienzo del invierno.

Cuando la ví sonreír juré que estaba dentro de mi imaginación. Pensaba que me odiaba por hacer que su madre la juzgara, pero en cambio, me sonreía

Deseé acercarme a hablarle, decirle que seguía viéndose hermosa, que la había extrañado y que relativamente estábamos cerca de nuevo; que estaba contento de volver a verla

Pero no le hablé, solo pude contemplarla de lejos y sonreírle un poco porque lo que menos quería era volver a arruinarlo todo



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