Entrega tu corazón, pero, no tan literalmente (En proceso)

Prólogo

En aquel cruel mundo, ¿Realmente podría surgir amor? Sí. En ese mundo lleno de titanes, muertes, lamentos, sollozos y secretos, el amor existía entre dos jóvenes, un iluso y unx cruel persona que se aprovechaba de los demás para sus maldades, hasta que él llegó. Armin Arlert, soldado del cuerpo de exploración.

 Un ruido ensordecedor me despertó, alarmadx, me levanté y por poco choco con un chico rubio con ojos azulados. Me arrastro hasta la puerta, ya que yo no reaccionaba, siquiera podía moverme o articular alguna palabra, mis sentidos estaban casi completamente apagados. Sólo pude reaccionar cuando vi un titán pasar junto detrás mío.

 Solté un estrepitoso grito, que pudo ser escuchado hasta la pequeña granja a la cual el chico rubio me llevaba, el antes mencionado se quejó al sentir un leve dolor en sus oídos, por alguna razón, en ese momento me sentí mal por el, aunque al recordar mi verdadero propósito en aquel pueblo, ese pensamiento se alejó de forma casi inmediata. 

 Finalmente, luego de un par de minutos en los brazos del rubio, llegamos a la granja, donde los refugiados lloraban a mares, era un pesar ver a los demás en tan horrenda situación. Para mi suerte, no tenía ningún conocido en el pueblo, excepto mi ex-pareja. Él es el motivo por el cual ahora utilizo los corazones de los chicos en hechizos, saco sus corazones con cualquier artefacto punzocortante y luego deshecho sus cuerpos al mar. Por obvias razones dejé de hacerlo tan seguido, el mes pasado la policía militar comenzó a sospechar de el raro patrón de muertes en varones. 

En fin, aquella granja estaba llena de gente ensangrentada, lastimada e incluso muerta, olía tan mal. El olor dejó de parecerme una molestia al escuchar una melodiosa voz en la parte delantera de la granja. 

 - ¿Todos aquí están bien? por favor, no hagan ruido y sigan las ordenes de la comandante de la legión de reconocimiento.

- Buenos días, me presento, soy Hange Zoë¨, él es Armin Arlert. Hoy vengo a darles las instrucciones para poder sobrevivir, bien de ahora e..

Hange comenzó a hablar, sin embargo no estaba entendiendo lo que decía, no podía, mis ojos estaban fijados en él. 

Mi atención estaba centrada en aquel chico de ojos azules, ese tal Armin. ¿Acaso estaba sucediendo nuevamente? entre en pánico, no, no otra vez.. Los recuerdos hirientes me golpearon como una ola azotando en la arena, no podía estar pasando nuevamente. Me paralicé, todo se tiño de negro y caí, impactando contra el piso. 

Desperté en una cama ajena, cuando logre fijar mi vista, caí en cuenta de la situación, sin razón, comencé a llorar silenciosamente.

- ¿Por qué las lágrimas?.. ¿Te duele?

En ese momento quise gritar tantas vulgaridades, pero mi voz no salía, ¿Qué estaba sintiendo y por qué? no entendía.

Fin del prólogo.