Octubre

Capítulo 2 ♥

-¿Dóndee... -murmuro al sentir un cómodo y suave colchón bajo mi cuerpo - estoy?

Abro los ojos lentamente, pero los vuelvo a cerrar ya que una luz cegadora me deja encandilada. Me impulso con los brazos hasta quedar sentada y pestaneo muchas veces para poder ver mejor.

Lo primero que distingo es una ventana, por la cual entran los fuertes rayos de sol que me cegaban; adornada con unas hermosas cortinas bordadas con dibujos de flores doradas. El piso es de una madera vieja que rechina ni bien apoyo los pies. En el fondo de la habitación, hay un ropero y un escritorio de madera color caoba, al igual que la cama; todos perfectamente tallados en diseños similares. Del techo cuelga un candelabro de araña, al parecer de bronce. Aunque la habitación no es muy grande, las paredes blancas blancas y la capa de polvo que cubre todo le dan al lugar un aire antiguo, que me hace recordar algo, así como un dejavú, pero no recuerdo exactamente qué.

Me levanto de la cama y camino hacia mi pequeño bolso rosado, que se encuentra tirado en el piso, y no me sorprendo al ver al lado de este una botella con una etiqueta que dice "cloroformo".

-Conque con esto me durmieron...

Camino hacia la puerta y giro el picaporte con mi mano derecha, con la esperanza de que esté abierta, pero al ver que no cede, dejo de forcejear. Parece que la han cerrado con llave desde fuera, aunque mi instinto me dice que hay una forma de salir de aquí. Voy hasta el ropero al otro lado de la habitación. Al abrirlo no encuentro nada más que un pequeño cofre de madera que reconozco inmediatamente. Es el mismo cofre donde estaba la gargantilla que me regaló mi madre para mi cumpleaños. Y de repente recuerdo todo. Estoy en mi casa.

Un escalofrío me recorre de la cabeza a los pies. ¿Por qué me trajeron aquí? Busco tres razones por las que alguien me pueda haber traído hasta aquí.

1- Alguien con un muy mal gusto me trajo para hacerme una broma pesada.

2- Alguien que paseaba por el bosque, encontró la casa con información mía y decidió buscarme para preguntarme si lo que había pasado aquí era real.

3- Alguien de mi supuesta familia decidió que era hora de volver a casa.

Descarto las dos primeras opciones de inmediato, pero sin embargo, la tercera opción me intrigaba. Yo jamás había conocido a mis abuelos o tíos, ya que de parte de mi madre no tenía; pero aún existía la opción de que mi padre perdido me haya encontrado, o alguno de sus hermanos, o quizás incluso sus padres. Sea cual sea la respuesta correcta, lamentablemente no la sabía.

Tomo el cofre del mueble e intento abrirlo. Aunque también está cerrado, noto al sacudirlo que hay algo dentro. Algo como la llave de una puerta. Busco la manera de abrir el cofre, pero no tiene trabas, solo una pequeña cerradura con forma de corazón. Solo por curiosidad, tomo mi gargantilla y la introduzco en la cerradura. El cofre se abre dejando ver una antigua llave.

Al abrir la puerta me invade el miedo; la verdad volver a la casa donde se suicidó mi madre era aterrador, pero lo que más me preocupaba era que supuestamente, nadie sabía de la existencia de esa casa, por lo tanto, era muy probable que el cadáver siga ahí. Recorro lentamente el pasillo hasta la habitación de mi madre. Apoyo la cabeza contra la puerta y agudizo el oído, logrando escuchar un leve sonido proveniente del otro lado. Pasos. Eran pasos. Alguien estaba del otro lado de la puerta, probablemente la persona que me había traído hasta aquí. Me armo de valor y giro el picaporte, pero la puerta no cede. Está cerrada con llave.

Los pasos se detienen. Miro por el ojo de la cerradura hacia adentro de la habitación, y no me sorprende que esté totalmente a oscuras. Doy la vuelta y bajo las escaleras. La sala de estar esta limpia, no tiene ni una sola pizca de polvo. La cocina igual. Al entrar al baño y mirarme en el espejo, descubrí que en mi sien izquierda había un gran chichón. Pero eso no fue lo que me preocupó, sino la presencia de otra persona en la habitación.