capitulo 3.4: goodfellas

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グッドフェローズ
❝𝐆𝐨𝐨𝐝𝐟𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬❞

El sol estaba saliendo iluminado vagamente la estancia

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El sol estaba saliendo iluminado vagamente la estancia. Me revolví en la cama, encontrándome con su cuerpo. Sinceramente, creí que se iría a otra habitación a dormir antes de que yo me levantara. Pero allí estaba, durmiendo tranquilamente, o eso parecía...

Su respiración era pausada, su semblante estaba más relajado de lo normal y su cabello caía desordenadamente hacia atrás, y aun así parecía que en cualquier momento iba a levantarse del peor humor posible.

— ¿Vas a quedarte mucho rato mirándome? — espetó este aún sin abrir los ojos manteniendo sus rasgos relajados, y con una calma sepulcral en sus palabras. Entrecerré los ojos y sonreí levemente — Sí, verás, es que tienes un rastro de saliva con una forma la mar de interesante.

Él abrió los ojos lentamente un sin moverse.

— Eres una impertinente. Además de una mentirosa, yo no babeo mientras duermo.

— ¿Acaso duermes? — pregunté arqueando una ceja.

— ¿Te crees que puedo dormir teniendo a Eren e Historia desaparecidos, y a Erwin en un calabozo de la capital? — preguntó con cierta molestia. Evidentemente tiene un mal despertar.

— Deberías. Erwin se sabe cuidar solito vete a saber lo que está maquinando, solo te tienes de preocupar por lo de Eren, si tú no duermes que mierdas esperas que podamos hacer. Eres el soldado más fuerte de la humanidad — dije eso en mitad de un bostezo — ¿Te acuerdas no?

— Todos los días — dijo casi en un suspiro, cerrando de nuevo sus ojos — no te preocupes por mí, estoy acostumbrado a dormir poco.

— Vale — farfullé incorporándome en el borde de la cama — me voy a mi habitación, no quiero que nadie piense nada raro — añadí mientras me colocaba bien la camisa.

¿Dónde diablos están mis pantalones? Los había tirado por algún sitio para estar más cómoda en la cama, pero ahora no los encontraba.

— Oye — sentí como posaba su mano sobre mi hombro, me giré encontrándomelo sentado en la cama, con la sabana cubriendo poco más arriba de su cintura, y dejaba a la vista sus... sus pectorales... joder, y sus bíceps... madre mía. ¡¿Elodie como puedes ser tan básica?!

— ¿También tengo rastros de saliva en mi pecho? — preguntó irónico.

Solté un bufido.

— ¿Qué quieres? — pregunte aún desde el borde de la cama.

— No te vayas todavía, quédate un rato más. No has dormido ni cuatro horas. — pidió con voz ronca. Por un momento creí que era una sugerencia, pero rápidamente atrajo mi cuerpo de vuelta a la cama.

Survivor II Levi Ackerman (en edición - revision)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora