Capítulo 2

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Cuando se quedó dormida en mis brazos no me quedó otro remedio que llevarla a mi casa, todas las personas preguntaban por ella y yo no tenía ni la menor idea de que responder.

La dejé descansar en mi cama y tapé su cuerpo desnudo con las sábanas.

—¿Quién es?– preguntó Yashua confuso—. ¿Qué le ha pasado?

—Es una omega que me encontré en la salida de la Universidad, podría haber más lobos alrededor de esta así que debemos inspeccionar la zona.

—Bien, avisaré a algunos chicos e iremos de inmediato, podrían resultar peligrosos para los humanos... O viceversa.— murmuró metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón—. ¿Vienes?

—No puedo, tengo que quedarme con ella.— dije observándola dormir.

Yashua soltó una carcajada al tiempo que pasaba una mano por mi cabello.

—¿Es ella?— me preguntó con una sonrisa en los labios.

—Es ella.— afirmé imitando su acción—. Es mi alma gemela.

—Felicidades, hermanito.— me abrazó con fuerza—. Me alegro de que por fin la hayas encontrado... ¿Ya la has mordido?

—No, Yashua, no lo hice... Ella estaba realmente perdida, es como si no tuviera idea de todo el mundo que la rodea.— murmuré recordando el encuentro en el bosque—. Creo que no pertenece a ninguna manada.

—¿Eso dice tu instinto lobuno?— cuestiona arrugando su nariz, yo asiento ligeramente—. De todos modos debemos asegurarnos, no queremos problemas más tarde.

—No olvides que los cazadores están en la zona, nada de transformaciones...

—Nada de transformaciones.— repitió mis palabras—. Nos vemos, alfa.

Me guiña un ojo antes de salir y cerrar la puerta a su paso, me dirijo a la ventana para poder observar detalladamente el exterior. Sabía que la chica no tardaría en despertarse pues el efecto de los calmantes no duraba demasiado.

Una mujer de la manada se había encargado de traerle ropa para que pudiera vestirse después.

—¿Qué carajos...?— escuché a mis espaldas, volteé para encontrarme a la chica totalmente confusa y comprobando que estaba desnuda—. Ay, no... ¿Que hice?

Una pequeña risa se escapa de mis labios, al parecer no se había dado cuenta de que me encontraba allí.

Abre los ojos con sorpresa, la veo tragar saliva e intentar hablar, sin embargo, ninguna palabra sale de su boca.

—No ha pasado nada de lo que tengas que preocuparte.— le informo para tranquilizarla.

Sé de sobra que su estado había cambiado totalmente porque estaba dándose cuenta de que era su alma gemela, su loba interior se lo decía a gritos y ella no tenía ni la menor idea de cómo reaccionar ante la situación.

—No me siento bien... Me encuentro agitada.— me hace saber llevándose una mano al pecho.

—Eso no es nada malo, preciosa... Solo necesitas asimilar las cosas.— me acerco a ella y me siento a su lado, me mira con los ojos brillando de la emoción y a mi me es inevitable sonreír—. Estoy aquí para ti.

Deja que la abrace pero no me devuelve el gesto por no querer soltar las sábanas y quedar desnuda frente a mis ojos. Recuesta su cabeza en mi pecho y descansa durante unos instantes hasta que se acostumbra a la sensación de estar conmigo.

—¿Estás mejor?

—Si, gracias...— susurró—. ¿Puedo vestirme?

—Por supuesto, no planeaba tenerte desnuda.— respondí divertido—. Saldré para que te vistas con más privacidad y tranquilidad, cuando termines debemos de hablar.

Ella asiente para hacerme saber que me había escuchado y también entendido, entonces cumplo con mi palabra y salgo de la habitación para dejarla vestirse.

Minutos después me abre la puerta para que pueda volver a entrar, esta vez ya estaba completamente vestida y hasta tenía su cabello atado en una coleta baja.

—Ahora podemos hablar.— me dice con una tímida sonrisa en los labios.

—Antes de nada deberíamos de presentarnos.— dije mordiendo mi labio inferior—. Soy Richard Camacho, alfa de la manada White Wolf.

—Yo soy Leyre Moon, un gusto conocerte.— me estrecha su mano, yo no dudo en tomarla y llevarla a mis labios para besar sus nudillos.

¿Se apellidaba Moon?

Que irónica toda esta situación, su apellido traducido al español significaba "luna"... Y ella sería la Luna de mi manada, la cual se llamaba White Wolf, que traducido al español sería lobo blanco... Y ella era una loba blanca.

¿Obra del destino?

—Háblame de ti, Leyre.— pedí mirándola lleno de curiosidad—. ¿A que manada perteneces?

—¿Manada?— preguntó soltando una carcajada—. A ninguna... Yo hace meses me reía de quien me hablara de cosas sobrenaturales y eso, hace tan solo días empecé a sentirme mal... Un día me transformé de una forma muy dolorosa, destruí todo a mi paso, no recuerdo demasiado de esa noche.

—¿Así sin más?— cuestioné totalmente confuso—. ¿Que hay de tus padres? ¿Ellos no son lobos?

—No, son humanos... Me siento muy avergonzada desde haber destrozado mi habitación, ellos piensan que fue porque me enojé y tal...— se encogió de hombros—. Intento evitarlos desde entonces.

—Es imposible...— susurré sacudiendo mi cabeza—. Si tú eres una loba alguien de tu familia tuvo que pasarte los genes, no pueden ser humanos.

—Te juro que son humanos.— dijo segura de lo que decía.

—¿Y tus abuelos...?

—También son humanos.

Chasqueé mi lengua mientras negaba con la cabeza, no había forma de que fuera verdad. La naturaleza no funcionaba de esa forma y para que ella fuera de nuestra especie alguien más de su familia debía de serlo.

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