Capítulo 4: Confundida.

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Antes de salir de mi habitación me asomé por mi ventana a la ventana de Rosel, su cama estaba perfectamente tendida y su habitación más ordenada que la de una persona con transtorno obsesivo compulsivo. Él no estaba ahí ¿Se habrá ido ya a la escuela?

Bajé a desayunar y mientras los hacía mamá dijo algo que me impresionó.

- Hija parece que hay un chico esperándote a fuera de la casa.

¿Un chico? ¿Esperándome? No sabía que los milagros existían ¿Será este mi ser amado?

- Se parece al vecino.

¡¿Qué?! ¡¿Por qué estaba fuera? Terminé pronto de desayunar y al abrir la puerta ví que efectivamente era Rosel.

- Rosel ¿Qué haces aquí? ¿Me estabas esperando?

Él asintió.

- ¿Por qué?

Pregunté.

Volteó hacia la dirección donde habían abusado de mí ayer y suspiró.

- ¿Estás preocupado por mí? ¿Temes que me pase de nuevo?

Él asintió un poco triste. Yo sonreí, ¿Quién diría que "el rarito" era en realidad tan tierno?

- En ese caso ¿Quieres que vayos juntos a la escuela?

Volvió a asentir pero esta vez más animado. Estuvimos caminando juntos por un buen rato sin decir nada, bueno más bien yo no hablaba.

- Oye por cierto, ayer estuve investigando acerca de tu mechón de cabello blanco y tus ojos de diferente color, tienes síndrome de Waardeebug, ¿No es así?

Asintió poniendo los ojos en blanco, al parecer no le agradaba su enfermedad. Reí.

- No te agrada tu enfermedad.

Él negó con la cabeza.

- Pero leí que los que tienen ese síndrome suelen ser sordos, y tú no tienes sordera ¿o si?

Señaló su oído izquierdo y negó con la cabeza, después señaló su oído derecho y asintió con la cabeza.

- Entiendo, oyes sólo con el oído derecho.

Asintió.

- Pero ¿Me oyes bien?

Asintió con una sonrisa.

- ¡Wow! Eso es impresionante, tienes dos síndromes muy extraños.

Negó con la cabeza y levantó 3 dedos.

- ¿Tres? ¿Tienes tres síndromes?

Asintió. Esta vez un poco desanimado.

- ¿Cuál es el otro?

Paró de pronto y vió fijamente el suelo, no contestó y se veía preocupado, para ser honesta también me preocupó.

- ¿Es algo que pone en peligro tu vida?

Negó con la cabeza.

- ¡Uff! Qué bueno que no es algo que pone en peligro tu vida, para ser sincera ya me había preocupado.

Rosel abrió los ojos, estaba sorprendido, y puedo jurar que se veía un poco rojo. Metió las manos dentro de sus bolsillos.

- No te sientas apenado.

Me volteó a ver de soslayo y de nuevo fijó su mirada en la nada. Era la primera vez que me veía de soslayo, ni siquiera sabía que lo podía hacer.

Él es diferente ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora