−Mi nombre es Martina Stoessel, pero me puede decir Tini, señor− sonrío tendiéndole la mano.
−Señorita Stoessel, bienvenida− dice con desgana sin apartar su mirada de la computadora.
Confundida bajo mi mano.
−Espero que no vuelva a venir con esa rid...
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Pov Robert🥀
–Mami ¿vas a morir?
Los hipidos y la vista nublada de lágrimas me impiden hablar con claridad, pero la necesidad de escuchar la respuesta me permitió hacer la pregunta.
–Sí, cariño. Mami tiene que irse– limpia mis mejillas con sus suaves y débiles manos –Pero no te preocupes, en su momento nos volveremos a ver.
–Pero yo no quiero que te vayas– sollozo recostándome sobre la camilla para abrazarla –Pa-pá me odia...no me quiere. Me voy a quedar solito.
Se queda en silencio, solo acariciando mi cabello. Lo único que se oye es el clásico bip de la máquina conectada a ella.
–Robert, mírame.
Obedezco y levanto la cabeza para mirar sus ojos, los cuales son el espejo del cansancio y la lucha que ha tenido que sufrir todo este tiempo.
–No importa cuan malas sean las personas, tú siempre debes de respetarlas y hacerte respetar ¿comprendes? Ya sea un amigo, una novia o incluso tu padre, nunca dejes que te pasen por arriba y tú nunca pases por arriba de alguien. Siempre destácate por cosas buenas...– hace una pausa para toser –...Eres un gran hijo y estoy orgullosa de ti, recuérdalo.
***
–¿Mamá? ¿Estás bien...? ¡Mamá! ¡DOCTOR!
–¡Rápido! ¡Saquen al niño de aquí!
–No no ¡No!
***
Remordimiento, cólera y decepción. Una combinación de emociones peligrosas y agobiantes, perfectas para que tu subconsciente cree una reproducción de imágenes en tu mente mientras duermes.
–I became what you least wanted mother– (Me convertí en lo que menos querías madre)
Al llegar la noche había hecho lo posible para que al recostarme pudiera dormir, pero mis pensamientos solo hacían que me diera dolor de cabeza, por lo que tomé unas pastillas para poder descansar; al hacerlo lo único que conseguí es tener una pesadilla y despertar antes de las siete de la mañana. Perfecto.
Me levanto de la cama suspirando y voy hacia el ventanal para poder ver el paisaje que otorga mi ruidosa ciudad natal.
–No, no no– se aleja repentinamente –Esto no pu-puede ser, tengo novio. Por favor váyase.
–Martina...
–¡Que se vaya!
Toco el cristal frente a mí, dibujando formas imaginarias, y cierro los ojos. Su rostro aparece, su expresión de sorpresa me causa una pizca de gracia, y ese sentimiento de querer besarla vuelve a mí. Abro los párpados y me giro dispuesto a verla.
