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Miranda.
Días desde el encuentro con Harry, y resultaba que íbamos al mismo lugar.
El Caldero Chorreante.
Lo estaban esperando a el, por lo que provoco en la hermana de su tío. Me había comentado en el camino en ese autobús.
Fue gracioso ver su rostro mostrando gracia por lo que había hecho.
Si estaba algo cambiado.
Se había dejado crecer su cabellera azabache dejándola más alborotada que antes. Y su estatura creció unos cuantos centimetros más, haciéndolo más alto que hace dos años.
Me había olvidado lo que sentía por el cuando lo veía, me tenía tan confundida a los 11 años..
Sonreí al pensar lo que pasamos en primer año en hogwarts, fue horrible pasar eso con tan solo 11 años.
Pero no me arrepiento de haber convivido con esas personas.
toc, toc..
Leves golpes en mi puerta, solo sonrei al saber de quien se trataba.
– Ya abro Harry. –contesté mientras me colocaba mis zapatos.
Agarre un suerte para ponérmelo tan rápido como podía para al fin abrir la puerta.
Viendo a unos ojos azules achinados por la sonrisa que tenía. Cerré la puerta atras mío y me encaminé hacia el pasillo con el a lado.
Disimuladamente mire de reojo su rostro, suspirando hacia abajo.
Su cabellera alocada le quedaba bien.. ¿Por que pienso eso?
– ¿Pudiste dormir bien, Miranda? –preguntó con un tono preocupado.
Rápidamente gire mis ojos hacia el frente.
En verdad no dormí casi nada, por las ganas inmensa de vomitar todo el helado que comí.
