XXIX

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Can

Está amaneciendo y estoy listo para moverme.

Dejo el barco para alcanzar el scooter y subo a su residencia, bajo a la playa y me dirijo al mismo lugar donde me senté durante mucho tiempo la noche anterior. Esta vez vengo preparada, coloco una esterilla en la arena y pongo mi mochila con agua y provisiones para el día en un lado. No pienso moverme de aquí bajo ningún concepto.

La observo hasta que, una hora más tarde, la veo salir a su porche y mirar hacia el mar, mirar hacia mí, levantar la mano en señal de saludo. Se queda quieta durante mucho tiempo y luego vuelve a entrar en la casa sin dar ninguna señal de haberme visto. Suspiro resignado, el asedio será largo será mejor que me prepare.

La veo salir de nuevo y dirigirse hacia el lado de la casa, probablemente esté saliendo, al principio pienso en seguirla, pero luego decido esperar, estoy seguro de que volverá pronto no sé por qué. Poco después de hecho aquí está de vuelta, se detiene de nuevo para mirarme y luego desaparece.

Me quito el jersey cuando a media mañana el sol empieza a calentar, sigo mirando hacia su casa hasta que en un momento dado veo a una chica bajar a la playa y dirigirse con decisión hacia mí, la miro acercarse asombrada.

- Buenos días, soy Elisa, un placer -

- Buenos días, soy Can -

- Mi hermano me dijo que usted habla italiano, soy el dueño de esa residencia y puedo decir que me he hecho amigo de cierta chica -

Vuelvo a mirarla asombrada, no me lo esperaba.

- ¿Cómo es Sanem? ¿Está bien? ¿Se ha recuperado totalmente del accidente? -

Me mira pensativo durante un largo rato.

- Está bien. - Silencio.

Me doy cuenta de que tengo que ser yo quien hable y también me conviene ser sincero dada la mirada de sondeo que me dirige.

-¿Te estás preguntando qué estoy haciendo aquí? He venido a pedir perdón, sólo me gustaría tener la oportunidad de hacerlo. He hecho tantas cosas mal con Sanem, que me gustaría poder hablar con ella para decirle que me gustaría dedicar el resto de mi vida a enmendar mis errores, sólo eso.

Esta vez es su mirada la que está definitivamente aturdida, se deja caer en la arena frente a mí y hace un gesto con la mano como si quisiera continuar.

-Entendí claramente que no puedo vivir sin ella sólo cuando la perdí, está muy decepcionada conmigo, no puedo culparla, tuve actitudes realmente inaceptables con ella, soy consciente de ello, por mi culpa y mi descuido corrió incluso el riesgo de morir.
Me doy cuenta de que no es fácil que vuelva a confiar en mí por ella, le hice mucho daño, sólo me gustaría tener la oportunidad de decirle que entiendo mis errores y que no volverán a ocurrir, me gustaría tener la oportunidad de demostrarle que la quiero mucho y que haría cualquier cosa para hacerla feliz-.

- ¿Qué pasa con esa mujer?

-Esa mujer es otro de mis errores, le di la oportunidad y el espacio para que llevara a cabo maquinaciones para hacer creer a Sanem que habíamos vuelto a estar juntos, si hubiera dejado claro que lo nuestro se había acabado y la hubiera apartado de mi vida para siempre nunca lo habría conseguido, tengo que ser capaz de explicárselo -le diré en pocas palabras todos los malentendidos que consiguió crear entre Sanem y yo.

- Escucha, no me corresponde a mí hablar e inmiscuirme en vuestra relación, sólo quiero advertirte que Sanem está muy decidida, está realmente convencida de que nada puede volver a pasar entre vosotros. Te advierto, si vas a recuperarla, será muy duro, no será nada fácil -

Asiento con la cabeza - Lo sé, soy consciente de ello, destruí todo lo que teníamos de un plumazo, conseguí decepcionarla enormemente y también a su familia, no será fácil recuperar su confianza -

Asiente mientras se levanta retirándose de la arena - Ahora debo irme, muchacho te dejo con tu asedio silencioso, te deseo suerte, definitivamente la necesitas.
Nos vemos...

- Gracias, adiós -

Se está alejando cuando parece recordar algo de repente.

- Ah, aquí estaba pensando, ya que no eres local puede que no sepas que en nuestra residencia hay un restaurante abierto también a los huéspedes de fuera de la estructura. Por cierto, almorzamos a las 13.00, ciaaaoooo -

Sonríe agitando la mano y me deja allí, divertida por ese huracán de mujer que, me alegra saber, se nota que me quiere mucho y se preocupa por mi Sanem, si no, no habría venido a hablar conmigo.
Me pregunto si habrá encontrado un aliado en territorio enemigo.

Una oportunidad para volver a amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora