Ruth y el consejo que yo más necesitaba
Jaiz y yo tuvimos una larga conversación, esta estaba muy emocionada con el hecho de que Owen fuese mi chico y a la vez su medio hermano, mientras que yo no estaba tan segura de que podría llegar a tener algo con él, nunca estuve segura de mi misma realmente ni con Owen ni con ningún otro chico, siempre tenía el temor de no ser suficiente, de no llenar sus expectativas como mujer, aunque fuese completamente una niña siempre me exigía más, aún sabiendo que no podría lograr algunas cosas, como por ejemplo lograr a Owen. La inseguridad me acompañaba siempre, más bien vivía en mi.
El día de escuela habia terminado, eran alrededor de las cuatro de la tarde y ya me dirigía a casa, hoy teníamos simulacro mis primas y yo, pero no me sentía muy bien para ir, tenía la cabeza muy atormentada y con demasiada información para ir y fingir que ya no conocía a Owen, ¿pero como les explicaba esto a mis primas?, ¿cómo les explicaba todo lo que estaba pasando con este, que ya conocía todo sobre él, y que estaba súper insegura de mí y de seguir con ese jueguito?. Debía enfrentar la situación, ir de frente o decirles una pequeña mentira.
Me decidí por la segunda opción, ya que yo siempre fui la más decidida, la que siempre hacía o trataba de hacer las cosas lo mejor posible para que notaran mi debilidad por un simple chico. Y no tan simple, me encantaba pero antes habían detalles más importantes. Debía marcar un pequeño plan para no acompañarlas, así que se me debía ocurrir algo rápido y preciso para que estas me creyeran. Ya había pasado una hora, eran las cinco pasado meridiano y sabía que estas en cualquier momento llegarían, y así mismo sucedió.
Tocaron a la puerta.
Tun tun tun —¡Prepárate Dashita, hoy será nuestro día! —exclamó Vale desde el otro lado.
Abrí la puerta bien despacio, y mientras me alborotaba un poco el cabello, puse cara irritada para comenzar mi actuación de niña totalmente enferma y sin deseos de nada.
—¡Vale, Wanda!. ¿Cómo están? —fingí emoción—. Y luego les pregunté con la voz baja y la mirada caída.
—Pero Dash, ¿que te ha pasado?. Tienes cara de haberte comido tres perros muertos en la merienda —dijo Vale a carcajadas.
—Si, luces muy mal. ¿Que está pasando? — volvió a preguntar Wanda.
—¡Ay chicas!. He adquirido un pequeño resfriado, no me pregunten como, ni en donde, que no tengo ni idea, lo único que sé es que me siento muy mal y no las podré acompañar al simulacro, espero que lo entiendan y me disculpen —agache la cabeza aumentando mi actuación.
—Si claro Dashita te entendemos, y que mal lo que te está pasando pero bueno esperamos que te recuperes pronto y que para el próximo simulacro nos acompañes, ya te contaremos como nos fue, esperamos aunque sea llegar hoy con sus nombres y en especial con el del tuyo, para que te sientas alegre aunque sea —Y ahora arreglate el pelo por favor que luces muy mal —dijo Wanda con cierta empatía e impulsándome a que me arrrglara un poco.
—Yo no diré nada, solamente que te lo pierdes —dijo Vale con ironía—. Chao, nos vemos —dijeron y se marcharon.
—Joder que mal me sentí al decirles está mentira a mis primas, y más a Wanda que se que es un poco ingenua, pero no hay vuelta atrás, fue mi decisión y ahora debo enfrentarla hasta el final —dije un poco angustiada.
La tarde sin Wanda y Vale realmente había sido aburrida, ya no me quedaba más nada que hacer que terminar de leer el capítulo cinco del libro "Pídeme lo que quieras" por Megan Maxwell que me había regalado mamá en las últimas vacaciones y que aún no había alcanzado a leer. Me encontraba sentada en el balcón de casa, cuando de momento escuché mi nombre a lo lejos, pero estaba tan concentrada en la lectura que no le hice tanto hincapié y continúe leyendo, pero volví a escuchar que lo repetían una y otra vez, y me causó mucha duda y cuando alce la mirada, era Ruth.
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Otra cicatriz ©
RomanceMuchos intentaron leerla, pero quizás pocos la lograron entender.