Elisse y Matteo están juntos después de haber recorrido tantos caminos y laberintos sin salida, desafortunadamente, el destino no les dejará el camino fácil, pues tendrán que enfrentar problemas y situaciones que pondrán a prueba su amor.
¿Puede vo...
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Elisse.
Ya han pasado más de dos semanas y sigo sin hablar con Matteo, decidimos tomar distancia por algún tiempo para aclarar nuestros sentimientos.
Está mañana le envié un mensaje diciéndole que ya me encuentro mejor, además, le he pedido que nos veamos hoy en el café.
Es demasiado extraño que no me contesta las llamadas, ni los mensajes, es raro en él, hace unos días vino a buscarme y ahora parece que se olvidó de mí. Presiento que algo no va bien y no me gusta está sensación.
Alzo mis hombros y salgo del departamento, hoy el cielo está nublado, por ello llevo una chamarra que me protege del clima frío y fresco.
Vuelvo a marcar su número y me manda al buzón, —Como sea, si quiere verme tendrá que llegar —me acerco a Mora, subo al asiento y me pongo el casco en la cabeza mientras suspiro—. ¿Crees que él esté enojado conmigo?
Enciendo el motor y emprendo mi camino, media hora después estaciono la motocicleta frente a la cafetería más popular de está parte de la ciudad.
Entro allí y tomo asiento en uno de los bancos ubicados cercas de la entrada, miro la calle a través de los enormes ventanales esperando su llegada, quiero verle y decirle lo que siento, me está atormentando pensar en el pasado, el presente y nuestro futuro.
No quiero creer que no hay futuro para nosotros, me dolería perderlo y tendría miedo de perderme a mí misma en el camino.
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Nico.
Resulta que no había podido quedar con Vane estás semanas por razones académicas y hoy al fin nos encontraremos, no sé por qué siento alegría al pensar que voy a verla, estás semanas nos hemos acercado demasiado gracias a algunos trabajos que realizamos juntos, y ahora se puede decir que somos amigos.
La estoy esperando en una mesa cercana a las ventanas, volteo en dirección a la puerta y allí la veo aparecer, su brillante cabello negro cubre gran parte de su rostro, en los labios lleva un labial rojo cereza, su blusa es blanca y su pantalón es de mezclilla, su suéter verde combina perfectamente con su tono de piel, ella sonríe al verme y se acerca a la mesa a pasos lentos.
Una vez a lado mío se inclina hacia mí y besa con delicadeza mi mejilla, se aparta y toma asiento cruzándose de brazos.
—Ya estoy aquí, espero no pienses que esto es una cita solo porque acepté venir.
—Nunca pensaría eso, además, sé que tienes novio, nunca me interpondría en una relación, no quiero ser causante de ninguna ruptura.
—Vale chico soñador, ahora dime, ¿para qué me citaste? —frunce las cejas mirándome con atención.
