—Tienes que venir conmigo. —Draco tenía un modo extraño de pedir las cosas, dónde en vez de pedirlas, insinuaba que eran una necesidad, deber, responsabilidad, de la otra persona.
A Eliza no le importaba, ni siquiera estaba consciente de ello, pero él si, y no podía decidirse sobre si dar ordenes lo hacía mas fuerte o si la inhabilidad de pedir algo (ayuda, compañía, etc) lo hacía mas débil. Pero a Eliza no le importaba, mucho menos en aquel momento, cuando se topo con Draco saliendo del comedor, quien al verla salir la había seguido, antes de haber finalizado oficialmente la cena, extendiendole su mano no solo por iniciativa propia, además totalmente de modo voluntario.
Luego se acordó de porque se había retirado antes—necesito ir al baño—murmuro avergonzada, mirando al suelo.
—Ok, si, hay alguno en el camino—respondió rápidamente, tomando la mano que Eliza había dejado caer al hablar—, vamos—hizo un gesto con la cabeza, inclinandola hacia un lado y regresándola a su posición original rápidamente.
Se detuvieron en el camino, Draco abrió una puerta señalandole que entrara, y tras su espalda la escucho cerrarse. Cuando salió del baño él estaba allí, apoyado contra la pared, esperándola. Automáticamente tomo la mano de Eliza y continuo su camino, obligándola a mantenerse a la altura, hasta que estuvieron en el séptimo piso. Por un momento Eliza se preguntó a sí misma que tan bien se había lavado las manos, lo hizo automáticamente, ¿había usado jabón?
Draco miró a ambos lados, asegurándose de que no hubiera nadie, caminando de un lado a otro como un psicotico, Eliza se cuestiono si le daría verguenza ser visto con ella, entonces una puerta diez veces mas alta que ellos comenzó a dibujarse en la muralla. Él soltó su mano y abrió la puerta, empujándola suave pero rápidamente dentro, y se apresuró a cerrar tras sí mismo.
La sala estaba llena de cachivaches, grandes, chicos, amontonados, cubiertos por grandes lonas. Unos pasos más allá, bajo una de dichas lonas, Draco descubrió un armario anticuado, de forma bastante triangular.
—Tienes que ver esto—sonaba emocionado.
Solo cuando él se acerco a una jaula para agarrar a un pajarito es que la notó ahí. Inmediatamente se preguntó como sobrevivía ese pajarito ahí, ¿quien lo alimentaba?
Draco abrió el armario y al notar que su intención era meterlo ahí dentro se abalanzó sobre él, llevada por desesperación—¿Qué estas haciendo?
—Sh, sh—la silenció, sin molestarse en sacársela de encima—solo mira.
Dejo al pajarito ahí dentro y cerro la puerta.
—Harmonia Nectere Passus—susurro.
Abrió el armario evanescente, no había nada ahí. Eliza inhálo abruptamente, tapándose la boca ante el ruido que emitió accidentalmente, las lagrimas ya amenazando con derramarse, entonces Draco cerro el armario de nuevo.
—Harmonia Nectere Passus.
Antes de que abriera el armario escucho el canto del pajarito, algo apagado por su encierro, pero estaba ahí, y estaba vivo. Draco lo sacó suavemente del mueble y sacó algo de su bolsillo para alimentarlo, luego lo liberó, y el ave volvió por su cuenta a su jaula.
Eliza se abalanzó para abrazarlo fuertemente—creí que estaba muerta. Estaba muerta, puff, ¡pero la trajiste de vuelta a la vida! ¡Por la gracia de Merlín!
—En realidad no murió nunca, solo la transporte a otro lugar y luego la traje de vuelta—la vista de Draco seguía fija en el armario.
Eliza, que ya había tomado un poco de distancia de él, lo observaba atentamente. Era tan lindo. Vio como la sonrisa en su rostro desaparecía, reemplazada por un gesto serio, pero estaba demasiado hipnotizada viéndolo como para notar el cambio de animo.
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Flores para ti [Draco Malfoy's fanfic]
Hayran KurguEra tan buena y tan inocente, y Draco no podía evitar sentir que solo podía traerle mal. Detestaba desde lo más profundo de su ser, y a la vez anhelaba con todas su ganas, ser aquel que por primera vez la corrompiera.