N/A: Este Shot también lo publique en Facebook en la página de cuentos del oeste aparezco como Shayito Taisho, lo quise publicar aquí para que también lo puedan leer por esta plataforma ♡.
Aclaraciones: Los personajes de "Inuyasha" no me pertenecen. Pertenecen a la mangaka Japonesa Rumiko Takahashi sin embargo la historia en la que se van a desarrollar es completamente de mi autoría y esta totalmente prohibido el plagio o copia de esta. Las imágenes que utilice para el edit tampoco me pertenecen créditos a sus respectivos autores. Yo las saco de Google o Pinterets así que no me pertenecen.
...
Siempre había odiado las cosas
dulces. Desde pequeño había sufrido un fuerte problema de diabetes y a pesar de que podía comer cosas dulces en cantidades limitadas nunca le llamó la atención probarlo. Conocía las consecuencias de los excesos de este y preferiría no arriesgarse.Entonces...si tanto lo odiaba ¿Que hacía en una pastelería?. La respuesta era fácil: La mujer que se había robado su corazón trabajaba allí.
Todo se fue al carajo cuando la conoció.
De cabellos azabaches e hipnotizantes ojos azules. Definitivamente era la mujer más hermosa del mundo.
Se sentía un acosador, la había visto solo una vez y eso fue suficiente para quedar prendado de ella. Siempre había tildado de idiotas a los que profesaban el amor a primera vista. Ahora él era el idiota.
La conoció en el tren, la vio toda pequeña intentando agarrarse de algún lugar para no caerse ¿como una persona podía ser tan tierna? No le importó faltar a sus clases en la universidad para seguirla, la vio entrar en aquella pastelería y ponerse su delantal. De todos los postres que habían allí el único que se le antojaba era ella.
Empezó a ir todos los días, siempre compraba una caja de cupcakes para repartirla entre su familia. Él no podía comerlos porque eran demasiado dulces. La última vez que lo intentó casi termina en un coma diabético, aunque no le importó mucho, podría haber muerto y lo haría feliz de haber probado algo que había hecho aquel ángel de mirada azulada.
Lo único que sabía de ella era su nombre: Kagome. Le quedaba perfecto, ella era su pequeña perla brillante, esa que había llegado a iluminar sus monótonos días llenos de oscuridad. Y sí, se estaba volviendo un cursi pero todo era culpa de ella. Estaba cansado de ser solo el cliente que compraba cupcakes y se quedaba una hora en pastelería sin ninguna razón aparente.
Estaba decidido. Le confesaría sus sentimientos ese mismo día, pero para eso tendría que esperar a que estuvieran solos. No iba a arriesgarse a que lo rechazara en público.
Su oportunidad llegó junto con el bello atardecer. Se acercó con una seguridad que en realidad no sentía, pero no podía arrepentirse. El era Sesshomaru Taisho y él nunca se arrepentía de nada.
-¡Oh! Eres el chico de los cupcakes ¿deseas algo más?-¿O tal vez si? No. Ya estaba ahí, ya no había marcha atrás.
-Sí, te deseo a ti.- Quería golpearse a sí mismo en ese momento. Había sonado como un idiota pervertido.
-Ehh... yo...-Kagome no sabía que decir. Nunca le habían dicho algo como eso ¿qué se supone que debía hacer? No pudo evitar el sonrojo en sus mejillas. El chico era muy guapo. Alto, de facciones finas, cabellera plateada y unos peculiares ojos dorados. Era muy fácil intimidarse con tanta belleza.
-Sufro de diabetes. -La cara confundida de Kagome no se hizo esperar - No puedo comer dulce en exceso. No te conozco y tú a mí tampoco, solo se tu nombre. Y tal vez suene como un loco acosador pero hay un dulce que necesito probar y no me importa morir en el intento. Necesito probar tus dulces labios. - Sin más la besó, era un beso lento y delicado, uno que expresaba más que mil palabras, Porque los besos eran así. Una acción simple pero significativa, un nuevo comienzo o una despedida, un momento de felicidad o de apoyo, un acto inocente o apasionado. Los besos eran la caricia más simple e importante en una relación. Los besos debían ser así, debían ser entregados con sentimientos puros no merecían ser ultrajados por personas que solo veían esto como una acción más del montón. Un beso significa entregarlo todo sabiendo que podrías regresar sin nada. Así era el beso que se estaban entregando.
Tal como lo supuso sus labios eran dulces. Eran el manjar más delicioso que había probado en su vida. En ese momento supo que no podría dejarla ir. Ella sería su pastelería y en vez de llevar cupcakes llevaría besos, besos tan dulces como el que le estaba dando. Se separó lentamente sin dejar de verla a los ojos.
-No te conozco pero se que quiero estar contigo.- Kagome sonrió ante sus palabras y le entrego un delantal.
-Entonces conozcamonos y aprendamos a amarnos. Soy pastelera, mi nombre es Kagome Higurashi. Un gusto. ¿me ayudas a terminar este pastel?- El asintió con una pequeña sonrisa. Un diabético decorando un pastel lleno de azúcar. Que irónico. Por suerte el único dulce que le gustaba probar era el de los labios de su azabache.
-Soy Sesshomaru Taisho. Estudio medicina. Un gusto. Gracias por dejarme probar sus dulces labios. Usted es el postre más rico de esta pastelería.- Se deleitó con el sonrojo que apareció en sus tiernas mejillas. Definitivamente podría morir, pero esta vez de amor.
Aquella pastelería sería testigo del florecimiento de una bella relación, una aún más dulce que todos los postres que habían. Porque así debía ser el amor.
Dulce como el azúcar.
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Dulce tentación | sesshome|
FanfictionEl amor nos toma desprevenidos, no sabes cuando o en donde lo podemos encontrar. A veces incluso lo que más odias puede llevarte a conocer...la dulzura del amor. Otro pequeño One-Shot ^-^