Sinopsis:
TaeHyung siempre ha estado solo cuando él solo quería amor, siendo un niño con problemas emocionales que incluso su madre abandonó de pequeño junto a su esposo. En su vida el castañito solo ha podido contar con su padre, SeHun, y su mejor...
He de avisar, más bien recordar, que está historia es para personas mayores de 16 años. No digo nada más porque no lo veo necesario:
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TaeHyung estaba concentrado en su labor; o al menos eso le parecía a Jimin. Porque veía sus espesas cejas fruncidas y la punta de su lengua rosada fuera de su boca cuando se concentraba en algo y luego como sonría feliz y relajaba sus expresiones al conseguir lo que quería hacer sobre su piel.
Pero lo cierto es que Tae estaba teniendo una lucha interna por concretarse y no tocar de más a su mayor, estaba cumpliendo un estúpido sueño de pintar sobre la piel que adoraba de su Hyung y pensaba comportarse hasta terminarlo. Después, al terminar, tendría tiempo de robarle un beso al mayor y recibir un golpe de su parte por asustarlo.
Jimin por su lado no sabía dónde colocar sus manos que sudaban y picaban con el hormigueo propio que experimentaban cada vez que TaeHyung lo tocaba. Un hormigueo que me invitaba a buscar más de ese contacto.
Tras casi 40 minutos, el cuerpo de TaeHyung subió un poco más sobre el suyo, su trasero cayendo sobre la entrepierna de Jimin, tan solo queriendo alcanzar el pecho del mayor con mayor comodidad.
-Ah~ -El jadeo bajo que soltó la voz aguda de Jimin detuvo, con mano temblorosa, la mano izquierda del artista. Los ojos oscuros del castaño viajando hacia los almendrados. -Lo siento, es que... -La frase quedó en el aire cuando TaeHyung volvió a moverse, está vez a propósito, sobre el miembro semi despierto de su novio. -Tae, cariño, ah~. -Susurró llevando sus pequeñas manos tatuadas a los muslos flexionados del menor y a ambos lados de su tronco.
Tae mordió fuerte su labio inferior conteniéndose lo mejor que podía, su miembro despertando ante la presión del pene de Jimin bajo su trasero. El castaño respiró profundo y dejó de lado el pincel sobre su tablilla en las sábanas; su cuadro en la piel de su novio y casi terminado debería finalizarse en otro momento.
Con delicadeza elevó una de sus piernas para salir del regazo del mayor, para liberarlo de su peso y esa situación. Pero las manos en sus muslos hicieron presión y se lo impidieron; confuso e incluso preocupado vio a su novio.
-Minnie Hyung, tranquilo, no te voy a tocar. -Dijo con voz dulce, quería recordarle que podía confiar en él.
-No Tae. -Pidió cerrando sus ojos con fuerza, el castaño de quedó quiero analizando el labio inferior temblar de su novio hasta que soltó aquellas palabras con seguridad en su mirar. -Tócame. -TaeHyung abrió sus ojos con sorpresa.
-¿Estás seguro? -Jimin asintió sonriente, Tae vio la sinceridad en él porque conocía sus gestos.
-Pero despacio. -Pidió cuando el menor se acomodó de vuelta sobre él y sujetó sus ambas manos entrelazando sus dedos. -Es mi primera vez y no sé hasta donde podré llegar. -Tae ladeó una sonrisa enternecido.
-También es mi primera vez Hyung... -Jimin lo interrumpió en un susurro avergonzado.
-Pero tú es porque eres joven, yo por mi fobia y... -Ahora fue Tae quien lo interrumpió llevando ambas manos de su novio a su boca para darles suaves besos a sus deditos.
-Cada uno tiene su condición. -Explicó bajando su tronco hasta estar cerca de rozar el contrario. -Iremos poco a poco, ¿recuerdas algodoncito de azúcar?
Jimin asintió con su corazón en llamas por ese niño extraño, amante de los caramelos y sonrisa cuadrada.
Aquel domingo de lluvia, con los truenos y relámpagos irrumpiendo en el exterior del apartamento, TaeHyung se había encargado de desnudar a su Hyung con toda la paciencia del mundo. Tomándose su tiempo para explicarle que iba a hacer, siendo cuidadoso y tierno para besarlo y acariciar esa deliciosa piel Nivea mientras su lengua recorría sus tatuajes y la pintura aún fresca de su abdomen terminaba en ambos cuerpos y sábanas siendo un borrón ligeramente artístico.
Jimin había terminado llorando, como él siempre esperó pero no de lo que él esperó. ¿Lloró de dolor, de quemazón, cuando tras dilatarlo TaeHyung había entrado en él? Sí. ¿Lloró de placer envuelto en la neblina del mejor orgasmo de su vida prolongado por tener aún a su novio dentro de él golpeando esa bolita de nervios hasta que lo sintió llenarlo de una forma deliciosa? Sí, mucho más.
