Cansancio

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Soy un adulto ahora, nunca dije nada a nadie sobre cómo me sentí, ¿Por qué hacerlo? Pude ocultarlo dentro mío durante años, y años, largos años... Aguantando, sacando fuerzas para no decaer ante tanto dolor... Decaer, no puedo mentir, sí decaí, hubo momentos en los que este dolor nublaba mi mente. Era una verdadera tortura que sufría en soledad mientras mi rostro se petrificaba en una falsa sonrisa para los demás, una máscara que aprendí a mantener con el tiempo.

Tengo un trabajo, aunque nunca aprendí a tratar con la gente, me asusta la vida adulta, pero aún así doy lo mejor de mí cada día. Voy a reuniones con mi hermano, sigo teniendo el mismo problema, no puedo hablar porque nadie me nota, incluso con mis enrojecidos ojos de tanto llorar, nadie.... Sólo a veces Alfred, y papá Francis que de vez en cuando se me acerca para acomodarme el cabello, poco y nada me importa mi apariencia ya.

Mi estado es deplorable, por suerte todos me ignoran, como siempre, duele, pero aprendí a convivir con ese dolor, esa angustia, guardo esos sentimientos en lo más profundo de mi ser y trato de seguir con mi vida. Imposible, años y años de dolorosos pesares hacen que sea imposible ignorar mi realidad, ignorarme a mí mismo. ¿Por qué yo?

No entiendo, no lo entiendo para nada... Tengo el rostro de mi hermano, la persona que más resalta entre todos, tengo el cabello de papá Francis, una persona bastante llamativa, uso un gran abrigo como el señor Iván, otra persona llamativa, y hasta tengo un bucle sobresalido como ese tal Feliciano, la segunda persona que más se hace notar. ¿¿POR QUÉ DIABLOS NADIE ME NOTA A MÍ?? Suficiente, basta, sólo quiero irme a mi casa, enterrarme en un tumulto de cobijas y desaparecer.

Me quebré, sucumbí ante este agobio, no más mundo exterior para mí, si todos se empeñan en ignorarme, si el mundo quiere que no sea nadie, me convenceré a mí mismo de que no soy nadie. Me encerré en mi casa, dejé de ir al trabajo, no se molestaron en saber de mí, no me sorprende, nadie lo hizo en tantos años, ¿Por qué lo harían ahora? Incluso Kumajiro, quien nunca me abandonó, comenzó a preguntarme quién soy, ¿Está tratando de ayudarme a encontrar una identidad? ¿O realmente se está olvidando de mí como el resto? ¿Por qué su pregunta me afecta tanto? Duele cada vez que lo oigo.... Pero él es lo único que me queda.

Un chico bueno y tranquilo que siempre sonríe, que vive en una cálida y acogedora casa junto a su inseparable amigo de la infancia, un osezno polar, que comen panqueques y beben chocolate caliente todo el día enfrente de una chispeante chimenea.... Esa es la imagen que mamá Arthur y papá Francis se hicieron sobre mí, Alfred sólo piensa que soy un aburrido por no estar todo el día yendo de acá para allá como él. Al menos no los tengo preocupados.

Lo que realmente hay en esta casa es desorden, físico y mental, y a los pies del sofá se encuentra el desastre de persona que soy, tirado, desprolijo, descuidado, sin interés en mí mismo ya que me juré no salir otra vez. Tapado bajo varias capas de mantas, con un almohadón húmedo de tantas lágrimas que absorbió, mis ojos adoloridos, mis uñas un poco olvidadas. Lo único cierto es que como panqueques, pero sólo porque son fáciles de hacer, y porque se supone que algo debo comer para vivir... Así que vivir, ¿eh?... Ya no quiero vivir...

¿Qué acabo de decir? Por un momento sentí presión en mi pecho, como si mi cuerpo asintiera a mi comentario. Ya no quiero vivir... Lo sentí otra vez, duele, pero siento que eso es lo que quiero, es lo que mi mente necesita para dejar de sufrir.... ¿En serio quiero eso? Sufrimiento. Dolor. Pena. Angustia. Agobio. Soledad. Desesperación. Miedo. No soy nadie. Nadie me extrañará. Sólo vivo para sentir dolor....

Mi mente explotó, tantos años aguantando todo esto dentro de mí, todo explotó, no quiero seguir así, ya no más. Tiemblo, siento el miedo de avanzar con la idea, pero es mi única salida. La gente me llamará cobarde, me criticará, inventarán teorías de por qué lo hice. Nadie lo entenderá, me hiere pensarlo porque sé que será así, aún en el filo de mi poca estabilidad emocional se las ingenian para hacerme sufrir sin siquiera saberlo. Se me comprime el pecho de dolor, otra vez estoy llorando, los odio a todos, me odio a mí mismo.

Ya no quiero sufrir más, pero esto no es como cuando me siento deprimido y lloro sin cesar hasta que mi piel se reseque, y que después vendrá una calma momentánea. No quiero vivir así, quiero dejar de sentir estos altibajos para siempre, cada decaída me hace sentir como un perdedor masoquista que disfruta de su dolor mental y que no tiene las hagallas para poner el punto final. Me siento peor conmigo mismo.

Kumajiro estaba sentado a mi lado, puso su peluda palma sobre mi mano tratando de animarme, pero yo ya tomé mi decisión.

-Gracias amigo, pero yo... Prefiero acabar de una vez con esto... Lo siento

-¿Quién eres?

-Oh, eso no importa ya.... Dentro de poco ya no seré nadie

Esa noche dormí más calmado que de costumbre, como si hubiera encontrado una solución para mis problemas.... De hecho era justamente eso. Igualmente la idea me tuvo despierto hasta bastante tarde, estaba con una mezcla de entre alivio y llanto, el motivo de ambos, sabía que se acercaba el fin.

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¿Por qué yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora