¡ENAMORADOS DE LOS NERDS! || NNT

Ocho

La fiesta iba de viento en popa. Se veía a gente bailando, riendo, charlando y tomando un rico "ponche". Mientras en una esquina se encontraban los protagonistas de esta historia.

—Creo que para ser nuestra primera fiesta, nos está yendo genial.

—Tienes razón, Ban. Lo mejor de todo esto es que no está el odioso grupo "EEK" —la castaña miro las caras confusas de sus amigos, así que procedió a explicarles ese extraño apodo—Elizabeth, Elaine y King.

—¡Aaaa! Bueno, no encuentro fallas en tu lógica: insertando meme —los tres presentes se echaron a reír ante la absurda "¿Broma?" del ojiverde—Por cierto, el ponche está extremadamente delicioso. Se puede saber...¿Que rayos le echaste, Ban?

—Con tal que no sea whisky, ron, cerveza o cualquier otro trago está bien —los ojos del ojorojo se desviaron hacia otro lado, y sus manos empezaron a aplastar inconscientemente el vaso color rojo que tenía. Sus dos amigos se dieron cuenta de su nerviosismo, en es especial la dueña de las palabras que provocaron esa reacción.

—Ban Emiliano Fox Undead, ¡¿Que hiciste con MI ponche?!

—¡Yo no me llamo Emiliano!

—¡Cómo sea! Igual no estás respondiendo mi pregunta... Habla de una vez.

—Puede que, no se, quizás, tal vez, en una dimensión alterna...

—Directo al grano...

—¡Le eche todos los tragos del minibar!

—¡¿Que?! —el peliceleste cerro los ojos mientras usaba sus brazos de escudo esperando la paliza que recibiría sin embargo fue todo lo contrario—Eres un... ¡Genio! —la cara del "zorro" era digno de un meme, obviamente Meliodas no desaprovechó la oportunidad y le saco unas cuantas fotos, mientras la castaña se disponía a continuar su discurso—Con razón está tan rico y la gente tan animada. ¡Te adoro Ban!

Después de esa extraña muestra de afecto, la castaña se fue a bailar con quién sabe quién, mientras los dos jóvenes se quedaron mirándose raro.

—A mi no me engañas bacalao, aunque te vistas de corderito —si la situación no fuera tan tensa, de seguro se habría reído, pero el rubio se veía serio—Anda, cuéntame.

—Bueno, aparte de los tragos del bar... 

—No me refiero a eso lo sabes... 

—Oh... Yo... He invitado a Elaine.

—¡¿Qué?!

—¡Shhhhhhh! Diane puede escuchar y me mata.

—Lo siento. —el más bajo hizo una pausa antes de continuar—Ban, yo sé que Elaine te atrae mucho, pero, no has pensado en que ella traerá a los odiosos de sus amigos.

—Lo sé, pero he omitido un detalle —mientras su amigo lo veía extrañado, él se sobaba constantemente sus manos—, los invite a todos. Es que me gano la ira, y decidí darles una cuchara de su propia medicina.

—¡Ban! ¡¿Cómo demonios paso todo esto?! 

—Mediante una llamada, no me preguntes cómo conseguí sus números. Lo importante es que, ya me arrepentí y ellos ya deben de...

Antes de terminar su oración la puerta de la casa sonó, llamando la atención de Diane, quien se acercó a abrir. Y lo que vio la disgusto.

—¿Que hacen ustedes aquí? —su voz era fría y tosca, todo lo contrario a como la conocían. Ban rezaba para que no lo mencionen. Mientras Meliodas miraba anonado a la peliroja. 

Los populares ingresaron, y la ojivioleta a regañadientes lo permitió. Parándose frente a frente, y robándose miradas, comenzaron con la explicaciones.