Un azul Irresistible (Aizawa/Shinso/Bakugo x Reader/OC)

Capítulo I

Narradora

En el mundo espiritual, un juicio privado era llevado a cabo.

Deidades y espíritus animales del más alto nivel se reunían para dictaminar la sentencia de un espíritu en particular. Un zorro hembra de nueve colas y 1000 años de edad, llamado Aoi.

La joven, y rara kitsune de cabello Azul, era una de las guardias reales de la deidad del sol, Amaterasu, y por mucho que desagrade a gran parte de las deidades, también era uno de sus espíritus animales favoritos.

Sin embargo, la bendecida criatura Aoi, poseedora de una delicada piel pálida, ojos color ámbar y no más de 1.60cm de altura. Estaba siendo procesada por haber pecado en contra de la voluntad de la suprema deidad.

- Kyūbi no Kitsune Aoi, ¿estás consiente y aceptas la enorme falta y dolor que tus actos me han provocado a mí, y a mi familia? - inquirió la deidad.

La joven espíritu levantó levemente el rostro para dirigir una dulce mirada hacia su diosa. - Mi adorada deidad, usted me ordeno ser quien cuide y cumpla las peticiones de la deidad de la fertilidad Momo, y eso fue exactamente lo que hice mi señora. No entiendo cuál fue mi error - respondió la zorro algo desafiante.

- ¡Basta Aoi! ¡No seas impertinente conmigo!... los espíritus animales designados deben complacer a los dioses y cumplir sus deberes como guardianes y acompañantes, así es. Pero seducir a una deidad... y por sobre todo la cual está comprometida con uno de mis hijos, para luego llevar a cabo actos lascivos... eso es... ¡Eso es un gran pecado! - expresó la deidad afligida.

- Mi señora, no debe perder la compostura... kiru - susurro una pequeña espíritu rana a sus espaldas, haciendo que la deidad recuperara la compostura.

La kitsune podía ser un espíritu caprichoso e inmaduro, pero aun así, odiaba ver aquella mirada de decepción en el rostro de Amaterasu, por lo que pronto y aunque no se arrepentía, entendió lo que debía hacer para complacer a su adorada deidad, al menos por un tiempo.

- Retiro mis palabras anteriores - suspiró - se perfectamente que cometí un error, y en verdad siento haberla decepcionado mi señora... he sido dominada por mi naturaleza, y me haré responsable de ello - aceptó la ambarina, conteniendo una sonrisa burlona.

Amaterasu observo con ojos cristalinos y llenos de tristeza a su pequeña espíritu animal, ella no deseaba todo aquello, pero las circunstancias superaban a la deidad. Había sido muy permisiva con la kitsune y el llenarla de tantos lujos luego de haberla resguardado bajo su cuidado, la volvió un ser irrespetuoso y rebelde. Por lo que para la amorosa madre del todo, solo existía una manera de remediar lo sucedido.

- En verdad esperaba más de ti, mi pequeña zorro - soltó cansina - pero lo hecho, hecho está y pese a ello, ya que aceptaste toda la culpa, y la deidad de la fertilidad a pedido por ti, se te dará un castigo misericordioso... Por favor, Tsuyu, dicta la sentencia. - ordenó la deidad en un tono cansado al espíritu rana.

- Si mi señora. - obedeció Tsuyu, mientras extendía un pergamino - Por el crimen de copulación indecente con una deidad. Se le condena a la Kyūbi no Kitsune Aoi, a una vida como humana. Se mantendrán sus recuerdos como espíritu, obligándola a padecer conscientemente durante años, la debilidad y fragilidad de los seres de carne y hueso, kiru. Siendo capaz de recuperar sus poderes y apariencia espiritual, únicamente, durante una luna llena cada 6 meses, para así poder cazar y alimentar su esencia animal.

- Gracia querida Tsuyu. - habló la deidad nuevamente, recibiendo una reverencia por parte de la nombrada. - Espero que en estos años aprendas de los humanos lo que no aprendiste aquí, Aoi. A partir de ahora, estarás a tu suerte. Y recuerda, si mueres por motivos no naturales, o antes de tu mayoría de edad, no podrás volver... Así que cuídate mucho mi pequeña espíritu del bosque. - finalizó con tristeza la deidad, para luego apuntar una de sus manos hacia la Kitsune.