Capítulo II

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Capítulo II



Los rayos del sol atravesando la ventana hicieron que despertara, apenas abrí los ojos y un sonido en la puerta se hizo presente.

—¿Eline, estás despierta? —Era Agathe.

—Me temo que sigo soñando con que tengo los poderes de Superman.

La pelinegra abrió la puerta.

—Despertaste bastante sarcástica eh, papá está aquí, quiere conocerte.

—¿Conocerme?

—Me refiero a que quiere verte, está emocionado porque ya estás aquí, así que vístete y baja a saludarlo. —se marchó.

Seguía creyendo que estas personas estaban mintiéndome, por alguna razón no me sentía segura, no sentía que fuera mi casa y a como diera lugar tenía que averiguarlo.

Con suerte podré conocer al líder de todo esto, si es como lo pienso claro... Espero no tener que disculparme después por estar equivocada.

Bajé las escaleras y me encontré un un hombre de ojos claros y cabello rubio, tenía una barba sútil y a pesar de tener puesto un traje se le notaba su tonificada figura.

¿En serio él era mi padre?

—Eline, hija —se acercó a mí —Al fin estás en casa.

—Entonces tu eres... ¿mi padre?

—Por ahora no me recuerdas Eline, pero se que pronto lo harás, yo me voy a asegurar -formó una sonrisa en su rostro —Eline... Por Dios hija, tanto tiempo sin verte, sigues igual de hermosa que siempre —dio repetidos besos en mi frente.

—Okay, okay, ya entendí que todos me extrañaron mucho, pero por favor ¿Podrían no ser tan exagerados? Aún no me acostumbro a ustedes y me resulta incómodo cuando se acercan a mí de esa manera —hablé después de esa escena de reencuentro entre "padre e hija".

—Claro hija, trataremos de darte tu espacio ¿No es cierto Ophélie? —este volteó a ver a la castaña que se encontraba atrás.

Ella asintió.

—¿Por qué no desayunamos en el jardín, recuerdas que era uno de tus lugares favoritos?

—¡Claro! ¿Cómo no podría recordarlo? Solo perdí la memoria, no recuerdo nada sobre mi pasado ni de quien soy, pero no se me olvida que el jardín es mi lugar favorito de la casa -contesté sarcásticamente.

—Eline -soltó Ophélie con cierto tono de advertencia.

—Déjala Ophélie, acaba de despertar de un coma, mejor llama a Jessica y dile que lleve el desayuno al jardín.

La castaña obedeció.

—¿Y que planean hacer hoy? —preguntó el rubio.

—Yo vi en el centro comercial un bolso hermoso, planeaba ir a comprarlo y llevarme a Eline, será bueno para ella salir de esta casa -contestó la pelinegra.

—Eline, hija ¿Qué harás hoy cariño? —preguntó Ophélie.

—No lo sé madre ¿Necesitas que haga algo? —metí un trozo de fruta a mi boca.

—Creo que Agathe tiene razón, te sentirías peor si te quedas en casa sin hacer nada.

No me interesa.

—Buena idea mamá, así puedo contarle a Eline sobre su pasado y las cosas que solíamos hacer —habló Agathe.

Mejor dicho, si me interesa.

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