ENCUENTROS INDESEABLES

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Apenas había salido el sol y el bardo ya estaba despierto, ansioso por emprender el viaje. Hanna seguía dormida y el bardo salió de la habitación en silencio.

Bajó a la sala, pero no había nadie, supuso que seguían durmiendo. Entró al establo a ver como se encontraba Topacio. Lo vio comiendo heno junto a Tofu y la yegua de Osvál, se acercó a él y lo saludo pasando su mano por su lomo.

-¿Cómo estás amigo? -preguntó, el caballo volteó a verlo y con un relincho parecía contestarle -¿Estás listo para una gran aventura más? -Topacio volvió a relinchar.

-Dice que te seguirá siempre -dijo Hanna qué se encontraba reclinada en el marco de la puerta.

-Oh, hola -saludó el bardo con nerviosismo -¿Dormiste bien?

-Mmm... no me quejo, tuve un par de sueños bastante raros, pero nada extraordinario -contestó la chica mientras se acercaba -¿Seguro que quieres llevarlo? Es un viaje largo y puede ser peligroso.

-No me volveré a separar de él.

-De acuerdo, en ese caso hay que prepararlo.

Hanna comenzó a cepillarlo mientras Dane cambiaba sus herraduras. Le pusieron una nueva montura, bastante ligera y tras una hora de cuidados especiales a Topacio, Dara los llamo desde la cocina.

-¡El desayuno está listo! -los 2 dejaron a Topacio y salieron a desayunar.

Dara se notaba más tranquila con respecto a la noche anterior, pero Osvál seguía perturbado. Dane sospechaba que había una parte omitida en la historia que Hanna había contado, pero no quiso hacer preguntas.

Terminaron el desayuno y alistaron las últimas cosas para el viaje. Osvál revisó a su yegua que tenía por nombre Yenti. Dara guardaba frascos que tenían líquidos de colores bastante llamativos. Hanna terminaba de cepillar a Tofu y guardó su arco y carcaj juntos a los frascos de Dara. Dane había encontrado una nueva actividad que le gustaba; la esgrima. Mientras los demás dejaron sus cosas en la carreta que los 3 caballos llevarían, él practicaba en el patio. A eso de las 2 de la tarde se pusieron en marcha.

Dane estaba bastante emocionado, había realizado muchos viajes en su vida, pero nunca había hecho uno como este. Comenzó a silbar una vieja melodía de viajeros que al parecer él solo conocía.

Mientras avanzaban por una vereda llena de hojas caídas por el otoño, el bardo sugirió la idea de detenerse a comer.

-Buena idea, descansaremos un momento, pero será mejor apartarnos del camino -dijo Osvál y dirigió a los caballos a un pequeño claro. Hanna sacó platos y cubiertos de su bolso sin fondo y para sorpresa del bardo, también traía un pollo crudo. La chica apiló madera seca y hojas para crear una pequeña fogata.

-¿Qué tan lejos está el santuario? -preguntó el bardo.

-Desde Oleik son 3 días, sin detenerse demasiado -contestó Dara.

-¿Cómo es?

-Bastante hermoso. Es un lugar libre, lleno de árboles brillantes, hay criaturas increíbles y también hay manantiales -Dara sonaba emocionada de recordar ese lugar.

-Suena bien -comentó Dane, después de imaginarse el lugar, la alegría del bardo seguía hasta que una sensación de angustia y miedo comenzó a apoderarse de él y no era el único en sentirlo. El cielo se nublo de pronto y comenzó a sentirse un clima frío, Osvál fue el primero en entrar en guardia y se incorporó.

-¡Iskalec! -exclamó Osvál -Rápido, escóndanse.

Hanna apagó el fuego y recogió todas las cosas, Dane y Osvál movieron a los caballos detrás de unos árboles. Las chicas se ocultaron con unos arbustos mientras los Iskalec avanzaban en forma de humo negro. Dane sentía miedo, pero trató de mantenerse sereno sin embargo, Topacio no pudo controlarse y soltó un relincho.
Una sombra se detuvo y adoptó una forma humanoide.

Osvál comenzó a desenvainar la espada y el bardo hizo lo mismo, Hanna tensó el arco mientras otra sombra se detenía. Los Iskalec comenzaron a hablar en su lengua y el bardo no podía entenderlos.

-Ali si slišal to? -dijo una sombra con esa voz gélida que erizaba a cualquiera.

-Prišel od tam -le contestó su compañera señalando el árbol donde estaban escondidos los caballos

-Nos están buscando -susurró Osvál y las 2 sombras se acercaron.

De pronto otra sombra volvió hacia las que se habían detenido y adoptó una forma más grande, comenzó a gritarles en su lengua.

-Kaj se dogaja?! -exclamó la sombra.

-¿Qué están diciendo? -preguntó el bardo en susurros.

-Les reclama por haberse detenido.

-Premakni se! -gritó el Iskalec de mayor tamaño, todas adoptaron forma de humo y siguieron su camino.

Esperaron escondidos unos minutos y cuando no vieron peligro salieron.

-Eso estuvo cerca -dijo el bardo.

-Demasiado -recalcó Hanna -No es normal ver tantos juntos.

-Estoy de acuerdo -dijo Osvál -. Tengo un mal presentimiento, debemos seguir y con más prisa.

Sacó a los caballos del escondite y sin más demora se pusieron en marcha.

Dane sabía que ver tanta actividad de las sombras no era algo bueno, notó que el comportamiento de sus compañeros estaba tenso y mientras avanzaban con rapidez el bardo tomó su laúd y comenzó a tocar una pequeña melodía bastante alegre. Los demás lo veían como un extraño, como si estuviera ausente se su situación tensa. Terminó la pequeña melodía y comenzó a raspar suavemente el laúd. Hanna comenzó a sonreír al igual que Dara y Osvál. El bardo comenzó a cantar:

"El camino no siempre es claro,
pero si vas determinado,
superaras cualquier obstáculo.
Si en algún momento pierdes la guía
no te preocupes, aun no acaba el día.
Ven conmigo en este largo viaje,
que es igual a un fugaz instante.
La vida es un va y viene, pero
es lo más importante que se tiene".

-¿Qué les pareció? -preguntó el bardo con una gran sonrisa.

-¿Esa de quien es? -cuestionó Hanna devolviéndole el gesto.

-Esta es completamente mía, sé que es poco, pero es trabajo honesto -dijo el bardo orgulloso.

-Es muy bonita -dijo Dara.

-Tienes talento Dane -dijo Osvál quien parecía más tranquilo -. Muchas gracias -Dane asintió ligeramente y comenzó a entonar otra melodía.

Continuaron la travesía cantando pequeñas canciones animados principalmente por el bardo.

El BardoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora