Ten cuidado

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—A ver si me ha quedado claro —Nico encarnó una de sus finas cejas, paseando la mirada entre los tres chicos—, no solo os coláis en mi habitación ¿sino que además venís exigiendo información?

—Solo queremos saber qué ha pasado ahí dentro, Nico —respondió Christian, intentando ocultar la repulsión que le producía tener si quiera que pedir algo al peliblanco—. ¿Qué van a hacer con el rey?

Nico dejó escapar un sonoro suspiro y se adentró en su habitación, pasando el lado del trío sin inmutarse. Con naturalidad se quitó la capa y la dejó caer con desinterés encima de su cama.

—No sé por qué tendría que contaros algo tan importante. Traicionar a Axel de esa manera... no me beneficiaría para nada ¿no crees?

James se adelantó dos pasos, quedando de pie frente al chico. Internamente le molestó la diferencia de altura entre los dos.

—Por favor —soltó sin apartar sus ojos esmeralda de los negros de Nico—. Karen es mi mejor amigo.

Aquellas palabras tomaron por sorpresa al peliblanco, nada acostumbrado a que le pidiesen las cosas con amabilidad, pero rápidamente se recompuso entrecerrando los ojos.

—Lástima que no sea el mío y me dé igual —se sentó en su cama —. Ahora largaos de mi habitación.

James permaneció rígido en su sitio, sin saber cómo actuar. No podía rendirse ahora, no podía dejar a Karen ahora.

—Qu-que es ... que es lo que quieres acamb...

Una mano le empujó a un lado antes de poder terminar su frase. Gray le había apartado para encarar a Nico él mismo.

—¿No crees que nos lo debes?

La mirada de Nico centelleó.

—¿Por qué os debería deber nada? —masculló con rabia.

—Porque te comportaste como un cabrón con Christian —afirmó el rubio sin dejar de sostenerle la mirada—, y también nos contaste algo que no te correspondía a James y a mí solo para cabrearnos. Pensaba que los amigos no hacían esas cosas.

—Deberías darme las gracias, gracias a que te cabreé tanto aquel día acabaste recuperando a tu querido novio.

—Prefiero darte las gracias cuando no intentes herirme con tus ideas retorcidas.

La mandíbula del peliblanco se tensó, pero acabó por sacudir la cabeza rompiendo el contacto visual.

—¿Qué cojones queréis saber?


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Para cuando Axel y Aldrich llegaron a la celda Nico se encontraba solo con los tres maniatados. Jenna no había dejado de gritar en ningún momento.

—Destápalos —ordenó Axel —, y despierta a los otros dos.

El joven se limitó a obedecer, removiendo los sacos de la cabeza de los tres prisioneros. Un cubo de agua fría fue suficiente para sacar a Karen y Daniel de su sueño. El rey sintió el corazón encogerse ante el repentino shock helado. Tosió con fuerza, intentando respirar con normalidad, podía escuchar la voz de Jenna a su lado, pero no fue capaz de entender lo que decía hasta pasados unos minutos.

—¡Karen! ¿Estás bien? ¡Respira!

El muchacho intentó asentir con la cabeza para tranquilizar a la castaña, pero tal vez sus músculos aún estaban adormecidos. Axel gruñó, molesto, y llamó la atención del rey que por fin se percató en sus secuestradores.

Sin rumbo (BL) (Rumbo a la guillotina 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora